Que estoy yo pensando, miren ustedes, en la incertidumbre y acojono general que deben circundar e inundar las trémulas carnes de todos aquellos que, por un quítame allá unas pajas, unos euros, unos relojes, unos móviles y por ahí, den con sus huesos en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Talavera.
Más que nada, porque si la puta base presuntamente delincuente no tuviera bastante con todo lo inherente a la condición de acusado o imputado, término este último cambiable por simple investigado si usted acredita cargo público, resulta que en ese tribunal asienta sus imprevisibles reales el juez Fernando Presencia.
Un auténtico e ingobernable misil tierra-aire judicial que desde que llegó a Talavera desterrado de Valencia, cruzándose tal vez en el camino con el guerrillero Cid Campeador, no ha parado de meterse y meter en problemas a cuantos ha tenido a tiro de toga. Primero con la fiscalía local, luego con los juzgados en general, más tarde con el presidente de Tribunal Superior de Justicia de la región y para terminar, de momento, con el mismísimo Consejo General del Poder Judicial.
Hasta tal punto que, tú verás, este último organismo le ha suspendido cautelarmente hasta que se resuelvan las presuntas irregularidades cometidas en un caso que pudiera llevarle, de confirmarse las acusaciones, hasta los 15 años de inhabilitación. Una losa para él y un alivio, ya digo, para los ciudadanos que hasta su tribunal se tengan que asomar y, también, para cuantos compañeros se vean obligados a compartir sus siempre polémicos asuntos.
No es desde luego el mejor escenario, con tantas vendettas internas, para trasladar confianza en la justicia a una ciudadanía que debe estar cavilando, digo yo, sobre si en los juzgados talaveranos la prioridad está en resolver los casos que hasta ellos llegan, o más bien en salir incólumes de la guerra de togas allí desatada.
Y el currito de a pie, claro, cautivo y desarmado en medio de los siempre prioritarios intereses superiores, como los que defendía a base de recortes y tente tieso el anterior Gobierno regional liderado por Cospedal. Y no nos alejamos de la justicia, o injusticia, porque resulta que los tribunales han desacreditado judicialmente medidas tomadas por ese Ejecutivo como el despido de interinos, el plan de recursos humanos, el programa educativo Abriendo Caminos y tal y tal.
Que debe estar pensando el juez Presencia, a ver, que al otro lado del chiringuito judicial hay barra libre. Porque si a él le han suspendido cautelarmente por unas presuntas irregularidades, qué hacen en el Congreso o en el Senado los autores de las tropelías citadas y judicialmente demostradas. Vamos que es como si el Consejo General del Poder Judicial resuelve el expediente de Presencia, nombrándole secretario del organismo. Una incongruente temeridad, ¿no? Pues ahí tienen a la tribu política, siempre ascendiendo, caiga quien caiga.
