viernes, 22 noviembre 2024
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La pobreza infantiloide de Talavera

 

opinion base rafa dchaHace muchos años, en los albores de mi juventud, un amigo al que sus padres le dejaron solo en casa todo el verano promovió un guateque -que entonces así se llamaba- invirtiendo lo poco que le quedaba en comprar el típico avituallamiento en estos casos. Se amparó en la respuesta de amigos y conocidos del colegio y del barrio para con una módica contribución crematística de cada uno engordar sus fondos y poder aguantar hasta la llegada de sus progenitores. Desde fuera podría verse como un negocio, pero no, fue un alarde de subsistencia de consecuencias nefastas. Fuimos ‘el tato’, yo y dos más. La ruina total.

Estas cosas no se olvidan y esta semana mi hipocampo ha sacado a relucir este hecho que terminó, como no podía ser de otra forma, entre risas y cubata va, cubata viene. Eran otros tiempos ya que de haber sido hoy siempre nos hubiera quedado internet para reclutar fiesteros o vender todo el género…

Decía que me ha venido este episodio vivencial a la cabeza por la denominada ‘Fiesta de la pobreza infantil’, organizada por iniciativa popular en Talavera el pasado sábado y cuyo objetivo era ayudar a las familias que las pasan canutas para dar de comer a sus hijos ahora que se cierran los comedores escolares en época estival, además de recoger firmas en oposición a esta medida. Pues bien, aquí no fue ni ‘el tato’.

Tiene que ser muy triste y frustrante emplear tu tiempo, tu ilusión, aportas ideas y esfuerzos, incluso el dinero que no tienes en tender una mano a los demás y ver que nadie te responde.

Puede que las ganas tornaran en precipitación, que la promoción y difusión no fueran la más adecuadas, que no se tocaran las mejores puertas para encontrar una buena respuesta de la ciudadanía o que el poder de convocatoria presupuesto no fuera tal; de todo en su tanto por ciento habrá, sí. Pero también –compartiendo el parecer de los artífices de la iniciativa- creo que en todo esto subyace un trasfondo político que en plena campaña electoral cobra mayor relevancia por mor de la afinidad de los promotores a cierta ideología en auge desde hace unos años, aunque éstos se empeñaran desde el principio en desvincular la cita con cualquier tipo de propaganda partidista e interesada.

Para más inri, además de lo invertido, para recibir la pertinente autorización municipal los impulsores de esta altruista y solidaria causa tuvieron que apechugar con el pago del seguro de responsabilidad civil: 138 euros. Es preceptivo, obligatorio e ineludible, pero hubiera sido un mínimo y bonito gesto que el Ayuntamiento o cualquiera de los grupos con representación y sueldo municipal, todos ellos invitados a la fiesta y ausentes, hubieran corrido con ese gasto. Qué menos. Por lo menos.

Pero por Talavera no se entiende la ‘altura de miras’ hegeliana porque siempre se va mirando al suelo y sólo se levanta la vista para la pleitesía interesada y, sobre todo, cuando prima el conchabeo y el amiguismo para el mutuo beneficio. Como niños, como siempre.

Al igual que hace treinta y tantos años el fiasco de fiesta no ha podido doblegar -entonces tampoco pudo- a sus mentores y me congratula saber que ya se ha anunciado que habrá una segunda intentona el próximo 2 de julio, día en el que espero que la palabra éxito esté en boca de todos. Nada me gustaría más.

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