El pacto político ha sido el dominador común en el gobierno del Ayuntamiento de Talavera. Únicamente han sido cinco las legislaturas que se ha gobernado con mayoría –los socialistas desde 1983 al 1987 y desde 1999 al 2007 y el PP desde 2011 al 2015-, las demás, los rectores de los distintos partidos políticos tuvieron que demostrar su cintura para pactar; aunque la legislatura 1991 a 1995, el PSOE gobernó con doce concejales con Corrochano como alcalde y, después, Isidro Flores llegó a una especie de acuerdo con IU para contar con más estabilidad.
Los restantes periodos políticos han sido pactados. Así, en 1979, la unión PSOE-PCE acabó con la hegemonía de la extinta UCD y, más tarde, aquel pacto antinatura PP-CDS-IU descabalgó a Tello de la alcaldía, aunque, después, un ‘tránsfuga’ izquierdista volvió a dar a los socialistas el poder.
Pablo Tello también se erigió en gran protagonistas al pactar con el PP cuando presidía Actal. Fue la gran palanca de apoyo del gabinete Carriches y el cerebro en la sombra de los grandes éxitos de la llamana ‘Quinta de los Chulimbis’. El gobierno popular se sustentaba sobre la experiencia del que fuera alcalde socialista y los nexos de unión que Tello mantenía con el equipo de gobierno eran, de una manera especial, Jaime Alberto Ramos, Remedios Gámez y Montserrat Gómez.
Es más, la influencia de Pablo Tello fue tal que hasta desplazó de la acción de gobierno a Carmen Riolobos y eso que fue fichada por Carriches como la gran estrella de la candidatura. Aquí, en estos contactos, nació el tacto político de Jaime Alberto Ramos, al que yo ya bauticé entonces como el mayor exponente de la ‘Quinta de los Chulimbis’ y del que siempre dijo el malogrado Pablo Tello que iba a llegar lejos en el ruedo político.
Y no se equivocó Tello. Jaime Alberto Ramos logró aunar el mayor poder en la Diputación, en la pasada legislatura, que nunca tuvo un talaverano y, ahora, es el alcalde de la Ciudad de la Cerámica. Eso sí, gracias a un pacto con Ciudadanos.
Es decir, Jaime Alberto Ramos ya había tomado la alternativa en la corrida de pactos hace mucho tiempo y a este entente con Ciudadanos ya ha llegado con la lección bien aprendida del maestro Tello. Creen algunos que es Ciudadanos el que manda, pero de eso nada. El que corta el bacalao es Jaime Alberto Ramos. Es el rey del pacto y Bermejo solamente un page. Eso sí, ambos sacan tajada. El segundo mantiene al PP en el poder y el primero da ciertas migajas a Ciudadanos para que crea que gobierna, pero nada de nada.
Así, Ciudadanos, de vez en cuando, amaga con una moción de censura y el rey de pacto realiza el movimiento oportuno para apaciguar a un Bermejo que aprovecha para solicitar otra migaja y Ramos se la da.
El pacto PP-Ciudadanos goza de buena salud porque, entre otras cosas, la personalidad de Ramos oculta la bisoñez de Bermejo y, por si fuera poco, no es tan fácil que se entiendan PSOE y Ganemos. El rey del pacto continúa escribiendo su exitosa carrera política.
