El joven jugador de fútbol sala Álex González ha vuelto a casa por Navidad. Madrileño accidental y talaverano sentimental y “hasta la médula”, apenas tendrá tiempo durante estas fiestas para atender a familia, amigos y excompañeros. Horas antes de cumplir los 23 años concede unos minutos a Ahoraclm en una entrevista distendida y llena de nostalgia.
“Hombre, siempre que uno vuelve a Talavera las mariposas le atacan el estómago y en estas fechas más. Pero estoy muy contento de la decisión que tomé hace año y medio. En Italia estoy muy a gusto, contento y satisfecho”.
Álex emergió de forma meteórica desde el juvenil del Talavera FS hasta el primer equipo, que por entonces se encontraba en la élite bajo la batuta de Carlos Sánchez. “Viví experiencias que nunca había pensado poder vivirlas; las División de Honor, la Copa de España…era el último y casi no contaba, pero me ya me sentía futbolista”.
Su calidad y desparpajo sobre la pista le llevaron a Inter Movistar, “el más grande”. Ahí estuvo dos años donde coincidió con dos talaveranos: Armando García y su gran ‘socio’, Jesús Jiménez, aunque en el primer equipo no jugó ni un solo minuto en partido oficial.
La vuelta a casa “fue difícil”. Un año en Segunda B, una nueva denominación y un nuevo proyecto –FS Talavera- y “llegó la posibilidad de irme fuera. Había ofertas de Francia, pero al final mi representante me dijo que un equipo de la Toscana italiana estaba muy interesado en mí y no me lo pensé. El deporte me daba la oportunidad de conocer otro país, otro idioma, otras costumbres y eso enriquece a una persona”.
Todo lo que podía haber soñado que le ocurriría en la coqueta ciudad de Grosseto la realidad “lo superó”. “Me dieron todo tipo de facilidades y comodidades desde el principio. Allí se paga sueldo, casa y coche y la dedicación al equipo es total, con entrenamientos mañana y tarde. ¿En el capítulo deportivo?, pues mejor no me puede ir. Juego de titular todos los partidos, en la primera vuelta ya he anotado 9 goles cuando en toda la temporada pasada hice 11 y me dejan total libertad para jugármela, lo que siempre quiere un jugador, saltar a la cancha sin miedo, con atrevimiento y con el respaldo del míster. Confían mucho en mí y en el killer del equipo, un cordobés con el que lógicamente paso muchas horas”.
De momento Álex no piensa en regresar a España sólo en poder “ascender con el Atlante Grosseto a la Serie 1. Estamos a dos puntos del play-off y casi logramos entrar en la Copa. Lo único malo es que por temas burocráticos jugamos en un pabellón que dista varios kilómetros de la ciudad y casi sin afición, aunque luego te reconocen por la calle. No, de momento no me muevo, me acaban de subir el contrato sin pedirlo porque dicen que he superado las expectativas. Me siento muy querido y valorado. Quién renunciaría a esto”.
