El día de Castilla la Mancha, no es para las Tierras de Talavera una fecha que merezca ser celebrada. Castilla la Mancha apareció en la historia de España hace 35 años cuando se constituye por la unión de cuatro provincias de la antigua Castilla la Nueva más Albacete, ligado al reino de Murcia hasta entonces. Para las capitales de provincia de la región la Comunidad Autónoma ha supuesto un revulsivo económico sin precedentes. Albacete ha crecido y enriquecido enormemente, Ciudad Real pasó de ser un poblachón grande a ser sede de la Universidad o ser la primera ciudad en tener AVE de la región. Cuenca aglutina también una importante parte de la Universidad así como instituciones culturales y hasta hace poco la capitalidad financiera. Guadalajara va a su aire, más ligada a Madrid que otra cosa y de Toledo ni hablamos, ha doblado su población, crece económicamente como la espuma y la centralización regional lleva allí el grueso de todas las inversiones públicas y la orientación de las privadas.
Talavera mientras tanto ha hecho el camino inverso. En el año 1982 era la ciudad más dinámica de la región, la más rica con creces, la más industrial de largo y la que mayor crecimiento tenía. Desde la creación de Castilla la Mancha, se ha impuesto una preferencia hacia las capitales. La inversión contable en Talavera, no es que sea menor, es que minimalista en comparación con cualquiera de ellas. Talavera es la única ciudad sin entradas por doble carril, la única sin AVE, la que tiene menor número de funcionarios, la que tiene el hospital con menos medios, y la única Ciudad de la región en la que no sólo se amplían servicios sino que se retiran.
Hasta hace poco la marginación era negada y simulada por las administraciones pero desde hace unos meses y tras la pérdida del estatus de segunda región ya ni siquiera se tapa. Las administraciones nacionales y provinciales apenas invierten nada en Talavera pero la palma se la lleva la administración regional que directamente se niega a realizar inversiones productivas en infraestructura, universidad o sanidad, siendo sus únicas migajas dadas para cultivar una ciudad de pensionistas, asistidos sociales y mantenidos.
Luego están los talaveranos, generalmente los que siguen la línea oficialista que dicen que somos los propios ciudadanos de esta tierra los que tenemos la culpa. Como si los talaveranos fuésemos los que nos hemos negado a tener carreras universitarias, especialidades médicas, carreteras dignas o ferrocarril. Como la culpa de que las empresas se desvíen desde la administración a otros lugares fuera de los vecinos de Gamonal, Cazalegas, Velada o la Puerta de Cuartos. Desde luego la autocrítica hay que hacerla, y la introspección de nuestro mayor pecado no es otro que el estar divididos, el no ceder para reclamar todos juntos y el no alzarnos de una vez contra quien hace treinta y cinco años que nos viene envenenando. Ahora el veneno ha hecho efecto pero no estamos aún muertos. Alcémonos contra la tiranía y exijamos la deuda histórica que esta Comunidad tiene con Talavera y sus Tierras. Talavera debe recibir en los próximos cinco años al menos todo la diferencia de montante económico que en estos treinta y cinco de sumisión han recibido las capitales de provincia. No nos puede costar siembre cien veces más trabajo conseguir las migajas que a los demás el pan entero sin pedirlo. El 31 de mayo no es un día para celebrar en las Tierras de Talavera, sí acaso un día para reivindicar y exigir justicia y solidaridad.
Si señor, desde la orilla politica contraria, un aplauso
Desde del comienzo del Ente Autonómico se debía hacer un reparto equitativo o equibrado de instuciones y centros entre las ciudaddes que puedan albergar dichos, quedando al alcance de la región. Todo esto también es una esencia de
la democracia.