Siempre me irritó esa gente que te dice con aire de superioridad: “No, yo es que no leo prensa local”, como si fuera algo despreciable interesarte por lo que ocurre en tu calle, tu barrio o tu pueblo. Y lo dicen los mismos que demuestran un interés desmedido por lo que pase en Barcelona, Cuba o Nueva York, pongamos por caso.
Porque aquí todo el mundo aspira a ser poeta en Nueva York y no quiere mancharse con las minucias de su tierra. Como castellanos, somos tan universales que olvidamos lo nuestro.
He conocido aquí profesores de arte que saben mucho del gótico alemán pero no tienen ni pajolera idea del mudéjar talaverano, o profesores de literatura que saben bien poco sobre la vinculación del autor de La Celestina con nuestra ciudad pero, como decían en en el pueblo de Amanece que no es poco, es “delirio lo que sienten por Faulkner”.
Otros se compadecen de las colas de gente buscando alimento en Venezuela pero les importa un bledo la gente que haga cola en Cáritas de Talavera. O piensan, por absoluto desconocimiento, que Talavera tiene tan escaso patrimonio histórico como Getafe, cuando en realidad es la segunda o tercera ciudad en riqueza patrimonial de Castilla-La Mancha.
Somos tan universales que todo lo que viene de fuera es maravilloso mientras que lo nuestro no vale la pena, desde el traje de faralaes hasta la jerga anglosajona que empleamos en el lenguaje, cuando resulta que el castellano es uno de los idiomas más ricos en todos los sentidos.
Por supuesto que el conocimiento debe ser universal, pero en el universo también está Patrocinio, o La Jara o la Sierra de San Vicente, y por eso siento una gran admiración por esos intelectuales que desde el amor a lo propio, han llegado a ser universales. Como es el caso de Miguel Delibes, Rosalía de Castro o incluso Lorca, y tantos otros escritores que han amado y cantado a lo suyo y a los suyos sin tener que hablar de París o Londres , ni de otros lugares muy famosos y cosmopolitas.
Al final puede que todo esto sea una expresión más del papanatismo nacional, o tal vez de aquello que dijo Machado, por cierto, un escritor que hizo a Soria también universal:
Castilla miserable, ayer dominadora
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora
Pero el problema es que Castilla y Talavera a quien primero ignoran es a sí mismas, y sin autoestima no hay futuro.