Uno de los grandes, como suelen ser los precursores en cualquier faceta profesional o devocional, nos ha dejado. Este domingo unaa enfermedad hacía salirse de la carretera de la vida a Luis Bravo, piloto de automovilismo talaverano.
El rally fue su gran pasión y en la época álgida de esta especialidad deportiva que vivió la Ciudad de la Cerámica en las décadas de los 70 y 80 ahí estaba él.
De vehemencia temerosa con un volante en las manos, los grandes aficionados le recordarán a los mandos de su Renault 5, ese coche que fue referente en el automovilismo y que incluso tuvo su propia competición. Y los apasionados, en esos rallies nocturnos de los que tanto me hablaba con añoranza.
Gran piloto y gran conversador, los que le conocían bien no entendían cómo alguien tan despistado podía conducir con tanta pericia y concentración. Yo no tuve la suerte de hacerlo en su plenitud pero viéndole abrir los rallies de finales de los 90 y principios de este siglo me hice una idea de lo que fue y representaba Luis Bravo en el automovilismo talaverano. Devoción y admiración.
Se acordará mejor Javier Morales, el mítico cámara de Tele7 que por primera vez captó imágenes desde el interior de un coche de rally nunca antes captadas. Bajó lívido y recuerdo que Luis me dijo “si no he corrido, no me dejan. Si se llega a subir hace unos años”.
La carrera terminó, Luis, pero el legado que dejas, el de un piloto legendario, perdurará. Descansa en paz.
Desde esta redacción nos sumamos a transmitir condolencias a su familia y amigos por tan triste pérdida.