“Empezamos muy bien el año pero esta segunda mitad nos ha costado un poco. Ahora reseteamos y en un par de días empezamos la temporada siguiente con energías renovadas y a seguir luchando como siempre”.
Con estas palabras el piloto talaverano del Campeonato del Mundo de MotoGP aplicaba la máxima del deportista: no valen lamentos y a por la siguiente.
No pudo el de Talavera terminar la temporada en el Ricardo Tormo de Valencia con un buen sabor de boca y dos caídas han dado al traste con poder acabar con buen sabor de boca este mundial que el cómputo general habría que calificarlo de discreto, tras el vaticinio que el propio Bati hizo en los albores de la temporada.
Sólo en dos ocasiones estuvo donde pretendía, en Argentina (4º) y en Italia (5º). El sexto puesto de Chequia y el séptimo de Montmeló dejaron en las nueve primeras carreras, pese a las cuatro caídas, un buen balance.
Sin embargo las nueve últimas han sido un penar. Lejos de mejorar adherencias y agarres, la Ducati nunca ha estado como al talaverano le hubiera gustado. Dos octavos puestos en Austria y Aragón fueron el único bagaje destacable que otras cuatro carreras sin puntuar han dejado un discreto resultado en el global de la temporada, en la que ha finalizado duodécimo de la general al ser adelantado por Jack Miller en esta última carrera.
Lo más positivo es que la Ducati ya la conoce y aunque herede la GP-17 su acoplamiento no requerirá tanto esfuerzo. El principal talón de Aquiles esta temporada han sido las gomas, algo que en el Aspar Team tendrán que solucionar de una u otra forma.