Muy poco, por no decir nada, que reprochar a la multitudinaria manifestación en la Talavera de nuestros amores el pasado día 11. Si acaso, habría que haber levantado más alto la voz para que llegase a todos y cada uno los despachos de Toledo y Madrid, donde se aposentan abundantes zánganos políticos en sus pesebriles guaridas, con la clara premisa de no otorgar a Talavera ni agua.
Si acaso, el grito debió ser más contundente, enérgico y categórico. Por lo demás, la ejemplar organización y la masiva participación del pueblo de Talavera, estuvo infinitamente por encima de políticos, adláteres, compinches y acólitos por la noble causa del pueblo de Talavera que, lucha contra corriente y en un río seco, por salir de la miseria e injusticia que nos asola.
Pero, hay más cómplices de la real miseria de Talavera y, me refiero a los servidores públicos de la Plaza del Pan que, en vez de practicar sacerdocio político y ser servidores de una sociedad talaverana mermada y castigada, se dedican a postular incongruencias y abstractos para sostenerse descaradamente en su peñasco.
Si no, véanse, los regalos del Alcalde de Talavera a los dos patéticos e ineficaces tránsfugas que, prostituiblemente, han otorgado su servidumbre e identidad a la ineficaz causa de Jaime Albeto Ramos, totalmente estéril e improductiva, a cambio de un suculento dividendo de liberaciones que les reporta sustanciosa renta a costa de los mermados contribuyentes talaveranos.
Y no me puedo quedar atrás con los restantes grupos políticos del Ayuntamiento talaverano que, igualmente han sido obsequiados con sustanciosas nóminas. De manera evidente, salta a la vista que lo habéis hecho mal, muy mal, a través de cínico, insolencia, impertinencia y descaro tanto Alcalde, tránsfugas y oposición.
Esperamos y deseamos que la próxima y necesaria manifestación sea más sonora y se escuchen sus voces con total contundencia más alto, claro y categórico, si no, Talavera, puede pasar a ser un pueblo desmantelado y devastado por culpa de la gestión interesada de políticos que campan a sus anchas entre sus personales rendimientos y réditos.
Una verdadera y patética pena.