La agencia Europa Press ha publicado este fin de semana una serie de entrevistas con los alcaldes de las principales poblaciones de la provincia de Toledo. Todos ellos han hablado sobre las realizaciones que han cuajado en lo que se lleva de legislatura y los proyectos confeccionados para lo que resta.
Y se ha comprobado como el presidente de la corporación municipal talaverana, Jaime Alberto Ramos, es el que presenta el bagaje más pobre. Es más, alguien que no esté cercano a la Ciudad de la Cerámica se sorprendería como un hombre que, en distancias cortas, se muestra como muy apasionado de su Talavera natal y que desborda simpatía, no ha sido capaz de cristalizar una acción de gobierno.
Quizá porque Ramos se ha dejado llevar por el ambiente que creó la dirección de su partido en la anterior legislatura, que marcó la estela del desaparecido Gonzalo Lago, o, tal vez, porque no cuenta con programa de gobierno. Lo cierto y verdad es que siete años después de que el PP recuperara la Alcaldía de la ciudad, Talavera está en peor estado.
En los primeros años del mandato popular no se dejó ver esta inoperancia debido a que el horizonte estaba tapado por una cortina que muy bien creó el PP y en la que se leía que no se podía actuar debido a la herencia recibida. Con el paso del tiempo se comprobó que la herencia recibida no era tal y, lo que es peor, la mayoría popular estaba instalada en la inanición.
Los votantes talaveranos dieron el mando a un equipo de gobierno que, casi en su totalidad, aún permanece en la plaza del Pan y que continúa como al principio: sin acometer proyecto alguno. Un equipo que acabó con el Mercado Nacional de Ganado tras deseo expreso de Cospedal, que no fue capaz de llevar a buen puerto el Plan Urban y que ha conseguido el EDUSI a la tercera, al mismo tiempo que Sonseca e Illescas, después que Toledo.
Una gestión que, según declara el propio Ramos a Europa Press, se basa en el supuesto impulso definitivo del Polígono de Torrehierro, la revitalización del Casco Urbano y el apoyo a la cerámica. Ramos dice que ha logrado que SEPES firmara la urbanización de la segunda fase de esta zona industrial para que liberara 170.000 metros cuadrados para una posible instalación de empresas; una rúbrica, por cierto, que ha llegado después de que se acordara que las obras de urbanización deberían de haberse iniciado a finales del pasado año.
El alcalde también se atribuye que numerosos particulares hayan decidido invertir en potenciar la hostelería en el Casco Histórico y huye de los que le acusan de haber favorecido a que se concedieran licencias de apertura a algunos establecimientos que ignoran la ley de accesibilidad.
Tal vez mayor acierto haya sido eso de sacar la cerámica a la calle, de hacer que cinco paneles expongan esta artesanía tan nuestra en distintas vías de la ciudad. Poco bagaje si se tiene en cuenta el tiempo que Ramos lleva en el equipo de gobierno, primero, y como capitán, después.
Ahora, en el último año de legislatura, espera borrar esta imagen de las mentes de los votantes y lo quiere hacer a través de esos trece proyectos de regeneración urbana que contempla el EDUSI y de otros que se acometan a través del remanente de tesorería que existe en las arcas municipales.
Ramos espera llegar a tiempo y por eso acelera la puesta en marcha del EDUSI. Pero el alcalde, además, está atrapado por las directrices de su partido. Así, por ejemplo, en su condición de portavoz del PP en la Diputación, se muestra obcecado en que el Gobierno socialista vuelva a contemplar algo que no hará: recuperar el faraónico proyecto de Ciudad de Vascos. Ramos persevera en este asunto en lugar de exponer otro proyecto, también de carácter turístico, que podría salir adelante.
Es verdad que Jaime Alberto Ramos en los últimos meses ha hecho que aparezca en su discurso la poca alineación que tiene con su partido. Algo que expresa a la hora de defender el río Tajo, por ejemplo. Pero ahora está atrapado en el cepo que él creó -para que cayera el Gobierno regional- ayudado por ciertos militantes del PP y por un movimiento ciudadano que ya comienza a desconfiar de él.
El principal proyecto del gabinete Ramos, tal y como declaró el propio alcalde en una entrevista que hace tres años concedió a este digital, era llevar adelante algo que ahora parece que suena viejo: el decálogo de proyectos irrenunciables. Un documento que contó con muchas adhesiones, lo mejoró Fedeto con sus 258 medidas, lo convirtió en ese plan estratégico que llegó al Congreso y al Senado y que sigue sin presupuesto y durmiendo el sueño de los justos.
Luego nació la Mesa por la Recuperación de Talavera, confeccionó otro ideario que se ha juntado con el plan estratégico y aquí estamos, en la misma casilla de salida. Eso sí, se ha mareado al personal, se ha hecho concebir falsas esperanzas a la ciudadanía y Ramos ha perdido crédito político.
Un crédito, por cierto, que inexplicable su partido ha contribuido a restarle al menos ante la opinión pública, pues es el Gobierno central el que aún no ha movido un dedo para firmar los puntos que reivindica la Mesa y que sí rubricará la Junta de Comunidades. Y, lo peor, es que el actual Gobierno de España estará más ocupado en regatear la moción de censura y driblar el adelanto de las elecciones que en ocuparse de lo que le piden desde una pobre ciudad del valle del Tajo.
Y mientras Ramos y su equipo anhelan salir del laberinto, el PSOE, la otra formación que puede sustituirle en el Gobierno local, está en el asunto de hacer que los ciudadanos vuelvan a confiar en el proyecto que liderará Agustina García.
La futura candidata socialista -como dijo en la última asamblea de su partido- está manteniendo encuentros con los movimientos ciudadanos, asociaciones y otras formaciones políticas y ha desechado la idea de contestar a un PP que “está centrado en el ataque”.
Aquí, en la Ciudad de la Cerámica, se espera con cierta expectación el discurso de la candidata; pues hasta ahora se ha escuchado el del PSOE de antaño y protagonizado por las mismas caras de entonces. Tita García debe de dar un paso adelante si quiere captar el apoyo de los ciudadanos.
Muy buenas letras estas de Emilio, de lo mejorcito que he podido leer en mucho tiempo en este digital.
Yo añadiría, humildemente, que este equipo de Jaime Ramos está compuesto por gente a la que no le gusta trabajar pero sí representar, algo muy normalizado en la actual política.
Simplemente paseando por nuestra ciudad podemos ver el trabajazo diario de esta gente, que es nada, ya que da pena ver lo que hemos sido y en lo que nos hemos convertido.
Pero los políticos de un lugar son el reflejo de sus vecinos y es lo que tenemos.
En cuanto al PSOE, pocas esperanzas tengo. Cuando esuché el nombre de Tita confieso que el optimismo se apoderó de mi, aunque no sea, en principio, votante de este partido. Pero luego vino el mazazo con gente como Perantón a su lado…
Y poco más, ya que en Ganemos cada uno irá a lo suyo, supongo que Arnao caerá en las redes de Podemos, Ayuso morirá con las botas puestas y los demás se acoplarán al proyecto de izquierda que mejor melodía tenga.
La gran incógnita es Ciudadanos, que seguramente y gracias al tirón de Albert saque buen rédito (esperemos que no salga ningún Bermejo más)
Sigo pensando que confiar en la clase política es un monumental error. En Talavera, los mejores NUNCA, y repito…NUNCA, entraran en la política activa. Llevo casi cuarenta años viéndolo. Esto es así y hay que ser muy inútil para no verlo. Yo confío en las personas concretas que mantienen su independencia partidista mientras entregan altruistamente lo mejor que tienen y saben. Con sus limitaciones, porque aquí nadie es un héroe. Ni maldita la falta que hace. El sábado pasado estuve en la gran comida solidaria de CÁRITAS que presento un extraordinario proyecto para el futuro. Allí, al final, escuché a un señor talaverano del que había oído hablar y que me sorprendió por su sinceridad y autenticidad. Se llama Fernando Blázquez Bejarano y esta propuesto para Hijo Predilecto por CÁRITAS. Dio las gracias y nos animó para seguir adelante. este tipo de gente es lo que realmente vale. Que Dios les bendiga y les proteja.