El tren Madrid-Cáceres de las 14:48 de este martes 26 de marzo no ha llegado a su destino. Otra avería más que sumar a la interminable lista de incidencias en la línea a Extremadura, cuyo penúltimo capitulo se produjo el pasado miércoles.
Y eso que el de hoy era de los nuevos, el modelo s/599, pero tras avisar en varias ocasiones durante el trayecto desde su salida en la estación de Atocha, finalmente se ha detenido en la de Torrijos. Este hecho ha favorecido al resto de convoyes de la tarde ya que el servicio no ha tenido que ser interrumpido al disponer de paso expedito.
Un fallo electrónico, según fuentes de ADIF, habría sido la causa de la avería. Las mismas fuentes aseguran a este digital que pese a intentar resetearla la máquina no ha podido reemprender la marcha.
Unos 50 pasajeros
Así las cosas, por enésima vez un buen número de pasajeros han visto truncado su desplazamiento en el denominado ferrocarril de la vergüenza, con mucha menos fiabilidad que los de juguete Ibertren o Payá.
Un autobús ha tenido que finalizar el servicio y dejar a los aproximadamente medio centenar de viajeros en las estaciones intermedias de un servicio que tenía parada, entre otras estaciones, en Erustes, Montearagón y Talavera de la Reina, a esta última con llegada estimada sobre las 16:20 horas.
Según las estimaciones, los viajeros que tuvieran como destino Cáceres podrían haber acumulado un retraso por encima de las dos horas.
En verano, más y peor
Desde ADIF avisan que la cosa va a empezar a “ponerse fea” de aquí y durante los próximos meses puesto que el calor afecta sobremanera a unos convoyes diseñados para media distancia, y no para cubrir la línea Madrid-Extremadura, ya sea el destino Cáceres o Badajoz.
Estas máquinas, tanto las s-598 o la s-599, “acumulan muchos kilómetros y con ese desgaste no están aptas para estas distancias y soportar las temperaturas elevadas, que juegan en contra de su fiabilidad”, lamentan desde ADIF.
Por otra parte, esperan que el Gobierno central entrante se tome en serio el problema y no discrimine más a los habitantes de una zona del país que merecen unas comunicaciones ferroviarias del siglo XXI, “como en cualquier lugar de España”.