domingo, 4 febrero 2024
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Teo Puebla: el pintor de La Celestina

Teo Puebla con algunas de sus obras que se pueden contemplar en el Museo Celestina de La Puebla de Montalbán.

El pintor Teo Puebla trabajó dos años para ilustrar la edición de La Celestina que se editó en 1999, para conmemorar el quinto centenario de la primera edición de la obra de Fernando de Rojas, en un proceso que recuerda como “apasionante y único”, que fue el germen del “Festival Celestina”.

En una entrevista con Efe, Teo Puebla recuerda los pormenores de aquel trabajo de hace dos décadas, por el que este año ha sido reconocido con el Premio Celestina, que otorga anualmente el Festival Celestina. La España de Rojas, que se celebra en agosto en las cuevas de La Puebla de Montalbán, su localidad natal y la del propio Fernando de Rojas.

Puebla asegura que de los reconocimientos que ha recibido por su labor artística éste es el que le ha causado “más sensación” y “más impresión” y el que más lo ha conmovido, porque se siente unido a “La Celestina” desde que la leyó por primera vez a los 17 años.

“No solo se pone en marcha mi profesión, estamos hablando de mi pueblo, de mi cuna, de la cuna de Fernando de Rojas, la experiencia es diferente a cuando ilustras imágenes de cualquier otro autor”, afirma Puebla, que apunta que comenzó el proyecto buscó una corriente nueva, por lo que en vez hacer ilustraciones al uso decidió pintarlas con acrílico “que perdura más en el tiempo”.

El ilustrador rememora que la iniciativa fue fruto “de una serie de casualidades”, que comenzaron cuando 1997, el entonces alcalde de la Puebla de ese momento, Juan José García Rodríguez, le presentó a Justino Juárez, quien le propuso colaborar en la conmemoración del quinto centenario de la primera edición de la obra de Rojas, que tuvo lugar en Burgos en 1499.

A partir de ese momento, nació un proyecto que intentaron hacer con “cierto esmero”, aunque desconocían su alcance, y que “fue creciendo” a medida que conocían a gente “por el camino”.

En esos dos años, se entregó al trabajo con “una entrega” que no había desplegado “nunca antes”, ya que no solo se encargó de las pinturas, sino también de la gestión, de editar la edición especial y de buscar la fotomecánica y la imprenta, rememora el ilustrador.

Además, tuvo que contactar con otras personas que participaron en la edición especial de La Celestina, como los escritores Juan Goytisolo y Julio Rodríguez Puértolas, autor del epílogo, a quienes les expuso el proyecto para que realizaran un trabajo “duro” como era el rellenar todos los contenidos que necesitaba una edición de estas características.

Teo Puebla durante la inauguración de una exposición en el toledano Centro Cultural San Clemente.

Tres lecturas en dos años

“Las cosas no se ven siempre con los mismos ojos”, comenta Puebla, que para el proceso artístico de la obra realizó tres lecturas diferentes durante esos dos años, que hicieron que las imágenes “fueran apareciendo” en su mente según iba leyendo los textos.

El ilustrador aclara: “Un texto se convierte en imágenes para el lector”, pero los colores y el ambiente vienen “de la visión que el artista tiene de un texto”.

Explica que tiene “cientos de bocetos” y veintiún cuadros, que fue creando “a base de leer, de ver imágenes” y de intentar otras nuevas que le dieran posibilidades “que no había conseguido en las primeras”, y que fue depurando hasta llegar al resultado de “hoy”, para lo que eligió aquel que mejor representara la obra.

Puebla argumenta que La Celestina es como El Quijote, para los que “no basta con una sola lectura” ya que “tienen algunas enseñanzas y expresiones que pasan desapercibidas” y relata que durante esos años mantuvo “muchas conversaciones” con los personajes creados por Rojas, de los que terminó siendo “muy amigo”.

“Fernando de Rojas ha sido muy generoso conmigo” asevera el pintor sobre su ilustre paisano, hasta el punto de que “si estuviera aquí le daría un abrazo”, enfatiza.

El resultado de aquel trabajo de dos años fueron 21 cuadros correspondientes a los 21 actos de la obra y una serie de retratos de los personajes, que ahora pueden visitarse en la exposición permanente del Museo Celestina, inaugurado el 20 de abril del 1999.

Esos dos años “han dejado en mí una huella imborrable”, subraya Puebla, que ha reiterado que le ha sorprendido haber sido reconocido con el Premio Celestina, porque “para mí el premio era haberla ilustrado”.

En cualquier caso, agradece el reconocimiento que ha sido “algo inesperado” para él, que de alguna manera “me hermana aún más y me hace amar aún más la obra de Rojas”.

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