lunes, 25 noviembre 2024
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Encuentros restaurativos en Talavera

Hace escasas lunas, el siempre justiciero aparato gubernamental ha vuelto a sacar a oreo aquella iniciativa, sociológica para unos y sociópata para otros, consistente entonces en que los presos etarras que así lo desearan se entrevistaran con las víctimas de sus execrables crímenes que así lo demandaran, para encontrar conjuntamente alguna explicación a tanto dolor, tanta sangre y tanta locura.

Ahora esa ventana oficial a la presunta reconciliación, supongo que difícil de afrontar cuando hay muertos de por medio, se ha abierto también a los presos comunes para que chorizos, drogotas, estafadores, explotadores e incluso homicidas miren cara a cara a las víctimas directas o indirectas de sus actos y den explicaciones sobre las causas, las cosas y los casos que les empujaron a atentar contras los bienes o las vidas de los demás.

Encuentros restaurativos llaman los promotores de la cosa a esta iniciativa que, propongo y exijo, se haga extensiva también al ámbito de los cargos públicos y políticos.

Oséase que los presidentes, ministros, alcaldes, concejales y por ahí no se vayan de rositas de sus poltronas y se les obligue, en este caso, a mirar a los ojos a los parados, desahuciados, explotados, marginados, atracados y tal y tal que han dejado en la cuneta durante su permanencia en los pesebres patrios.

Que expliquen a las numerosas víctimas sociales, si es que pueden, qué les llevó a mentir, a mangonear, a medrar e incluso a robar, que de todo ha habido y hay en la frondosa y poderosa viña política, en detrimento de los derechos, necesidades y aspiraciones de millones de ciudadanos.

Aquí mismo, en esta Talavera de nuestras vidas y movidas, hay ejemplos mil como nombres tiene el miembro viril, según el prestigioso lingüista Leonardo Dantés, para que determinados usufructuarios de cargos públicos acudan a careo ciudadano y expliquen qué oscuros intereses les llevó y les sigue llevando a engañar y pasar en asuntos como, un suponer, el AVE, el Tajo, el empleo, las infraestructuras y demás magulladuras.

Mera quimera la de esta proposición, témome; ya que, a diferencia de los presos que por lo menos pagan a la sombra y en prisión sus mayores o menores desmanes humanos y sociales; la gloriosa tribu política local, a pesar de los embolaos que han dejado, sigue acaparando la luz pública no sólo para seguir pidiendo el voto, sino incluso para afear y desacreditar lo que otros u otras están haciendo para reparar lo por ellos y ellas desecho en su provecho.

Manda huevos.

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