jueves, 1 febrero 2024
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Pulsos

Pues se había quedado un buen y tranquilo verano por esta Talavera de la Cerámica hasta que una solicitud de un campo de hierba natural ha enardecido a las masas.

Como casi siempre por estos lares, las informaciones han llegado tarde, o directamente no han llegado, y tras una retahíla de publicaciones más vehementes que asesadas todo se ha enturbiado y veremos cómo termina el asunto.

Puedo entender que algo que no debe tener recorrido se trate con discreción y no se le dé categoría de noticia.

Puedo disculpar que una entidad que se ha sentido obviada, olvidada y afrentada en los estertores de la anterior legislatura se erija en adalid y encabece la defensa a ultranza de lo que creen que les pertenece y por lo que han batallado mucho.

Me cuesta más comprender cómo otra, en la rampa de salida para intentar alcanzar la excelencia y la mejor tratada de la ciudad, no acepte decisiones municipales y permita que en las redes sociales la habitual desinformación, contaminación y falta de criterio imperen a su antojo y en detrimento de su imagen y de la del Ayuntamiento.

La solicitud y la denegación del campo de la pista de atletismo no debería haber tenido más recorrido que esas conversaciones en privado en las que se presentaron esos informes técnicos que deniegan la cesión; y ante la ausencia de otra superficie de hierba natural en la ciudad, pues chimpún. Sin embargo, da la impresión que interesaba que la cosa se emponzoñara. ¿Con qué fin o fines?

Y así han llegado publicaciones falaces en cabeceras de tronío, con la campaña del campo de tierra, asalto incluido, por bandera; avisos de explicaciones oficiales que nunca llegan; el exilio, como lo califican, en Cazalegas cual marginación, cuando se han ofrecido los cuatro campos de hierba artificial de la ciudad y ha sido libre elección; y con presiones, amenazas o chantajes (elijan ustedes cuál se ajusta más), del mandamás en petit comité, en reuniones y en algún medio de comunicación, de marcharse si no se satisface lo solicitado.

Recuerdo muy bien, porque lo viví en primera persona, el último pulso que una entidad deportiva echó al Ayuntamiento de Talavera: lo hizo con seis de los mejores jugadores del país, con un plantillón, con un título de campeón de Europa que colocó a Talavera en la mapa del Viejo Continente y con la vitola de ser rival a batir en Liga y Copa todas las temporadas; y todos sabemos cómo acabó la cosa.

Que el CF Talavera necesita un segundo campo para entrenar y preservar El Prado es sabido, pero no desde hace veinte días, sino desde hace veinte años. Que una ciudad deportiva (otra marmotada de esta Talavera de la Cerámica) sería lo ideal, nadie lo duda, todos lo queremos y hay que ponerse a ello. Que no es cuestión de irse a entrenar a Pedro Bernardo, pues está claro. Que es lo que hay y que no va a haber marcha atrás, más claro aún.

Si este ilusionante proyecto quiere cambiar la historia del fútbol de Talavera debe hacerlo con respeto a los demás deportistas y clubes de la ciudad; con respeto a las decisiones fundamentadas y manteniendo buenas relaciones con las instituciones; desde luego sin pulsos y también con alguien que controle sus canales de comunicación, cuide la imagen de la entidad y deslinde la posición oficial del club de la de los forofos, porque por mucho ruido que se haga son minoría en la ciudad y ésta se les puede volver en contra y dar la razón a los agoreros.

Nota: Aprovecho para desear todo lo mejor a Sandra Sánchez, Paco Cubelos y Fernando Alarza que, independientemente de lo que lleguen a conseguir en los Juegos Olímpicos de Tokio, ya tienen la mejor medalla que un deportista puede tener: ser un ejemplo a seguir en todos los aspectos y tener la admiración de toda una ciudad.

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