El 15 de octubre se establece como Día Internacional de las Mujeres Rurales para reconocer a las mujeres rurales por su contribución en el desarrollo rural y agrícola, la erradicación de la pobreza y la mejora en la seguridad alimentaria.
Es imprescindible reconocer estas contribuciones para servir de ejemplo e inspiración a otras mujeres, pero también desde esta fecha se nos interpela desde la obligación ineludible que tienen las instituciones y la sociedad de crear condiciones dignas para las mujeres que resisten en el medio rural y también condiciones adecuadas para acoger a las que optan por instalarse en estas zonas con sus familias.
El paulatino abandono y degradación de los servicios públicos en el entorno rural y los mermados servicios de transportes hacen titánica la supervivencia por muchos premios y reconocimientos que se otorguen en fechas señaladas. Un día a día sin conexión a internet decente, sin cobertura móvil y con bancos cuyas sucursales desaparecen del entorno para obligarte a que cualquier transacción sea online, hacen que la brecha digital sea cada vez mas extensa y la transformación digital para las mujeres una quimera, por muchos cursos de formación que se impartan desde entidades subvencionadas.
De esta forma el desarrollo rural que ansiamos no va a poder llegar de la mano de las mujeres y sus familias, que ven como los días pasan enredadas en la supervivencia y en garantizar sus condiciones materiales en una región donde la tasa de pobreza de las mujeres se sitúa en un 26,8%, 12 puntos porcentuales por encima de los hombres.
Los proyectos de macrogranjas, parques eólicos o de huertos solares que se nos quieren vender como la solución para las zonas vaciadas del territorio, no crean trabajo, no respetan el entorno ni el medio ambiente y desde luego no atacan la raíz de la privatización material severa que hace que un 39,3% de la población de nuestra región no pueda afrontar gastos imprevistos.
Todo esto, el emprendimiento de las mujeres rurales no será capaz de solucionarlo por si mismo por mucho que el Comisionado para el reto demográfico nos señale como colectivo imprescindible junto a los y las jóvenes, para fijar la población y el Estatuto de Mujeres rurales de Castilla-La Mancha garantice la cotitularidad de las 378 explotaciones o unidades de producción que existen en nuestro territorio.
También, hay que trabajar en el diseño teórico de pacto verde de la PAC donde los modelos de las mujeres encajan perfectamente por ser los mas sostenibles, hay que apostar por una política agraria que no deje abandonadas a las ganaderas de extensivo y a las agricultoras que trabajan desde una perspectiva de sostenibilidad.
Es ineludible complementar el factor laboral con la lucha contra la violencia machista en el entorno rural donde las mujeres enfrentan mas problemas para su erradicación y con la reducción de la brecha de los cuidados. Todos ellos son factores que garantizan la emancipación de las mujeres, no solo de las rurales y para ello es obligado buscar inspiración y apoyo en lo que siempre ha sido lo que nos ha salvado, como son las redes de ayuda mutua, los cuidados en comunidades de mujeres, la sororidad y el conocimiento compartido muchas veces no escrito transmitido de unas a otras.
Con ello se hará atractivo habitar el ámbito rural pero además se garantiza acabar con la doble discriminación y buscar las soluciones para el arraigo y el desarrollo de los proyectos de vida en el rural, de las mujeres y sus familias.
Isabel Álvarez es vicecoordinadora Regional de IU C-LM y responsable del Área de Mujer