¡Ay las campanadas!…nunca defraudan. Que si el vestido que lleva Cristina Pedroche, los más jóvenes viéndolas con sus cascos, tablets y móviles con Ibai Llanos, la capa de Ramonchu siempre en nuestros corazones, que si a ver qué dicen Paz Padilla o Chicote.
Los anuncios de bebidas, la canción de Mecano sonando en nuestra cabeza queramos o no, Cristina Pardo asomándose al balcón. Todos los años lo mismo y ningún año queremos perdérnoslo.
Por supuesto quien no se lo pierde ningún año tampoco es el patriarcado que se apuntó a despedir el 2021 y a recibir el 2022 con la misma ilusión y ganas de hacer de las suyas desde el primer minuto.
Entre múltiples cuestiones que podríamos analizar, a la televisión pública de nuestro país le pareció necesario ponerle un alza a Jacob Petrus para que no se notara tanto que es más bajo que Anne Igartiburu.
Ya vimos hace poco las mismas burlas cuando el Tangana y Nathy Peluso decidieron convertirse entre bailes en la catedral. Imaginamos que ese mismo tipo de comentarios tienen que aguantarlo las parejas chica-chico en las que ella es más alta que él.
Porque una vez más nuestros cuerpos desafían sus esquemas de cómo debemos ser las mujeres y eso no les gusta. Porque una vez más la forma de nuestros cuerpos, nuestra forma de ser y estar en el mundo les supone una amenaza para la suya.
Así que al 2022, entre otras cosas, vamos a pedirle que ninguna chavala alta que quiera ponerse tacones deje de hacerlo. Que nuestros centímetros a lo alto o a lo ancho no sean interpretados como una amenaza. Que todos los Jacob Petrus del mundo que tengan que ponerse al lado de una Anne Igartiburu no vean necesario ser como poco igual de alta que ella porque entiendan que siendo como son cada uno todo está bien. Porque entonces habremos entendido y empezado a cambiar algunas cosas.
Patricia Ballesteros Sánchez-Infantes es integrante de la Plataforma 8M Toledo