sábado, 24 febrero 2024
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Samueles serios, con muchos cuernos y vacíos por dentro ante una terna valiente

Nueve años han tenido que transcurrir para que la mítica ganadería de Samuel Flores volviera a la plaza de toros de Las Ventas. Aunque en esta ocasión el hierro de Samuel Flores solo iba a estar presente en dos toros de la corrida, ya que el resto estaban herrados al nombre de Isabel Flores -mujer de Adolfo Suarez Illana-.

Una corrida que había levantado mucho revuelo y muchas expectativas con las imágenes que se habían visto anteriormente. Samueles muy serios y con una excelente presentación. Esto era como los huevos kinder; que hasta que no los abres, no sabes lo que te espera por dentro.

Eso sí, enfrente había una terna que más que de chavales de huevos kinders, era una terna algo mayorcita y con mucho oficio en esto del mundo del toro: Fernando Robleño, Morenito de Aranda y Damián Castaño que confirmaba la alternativa.

A Damián Castaño le tocó abrir el primer huevo de la tarde. Y os aseguro que no era un huevo nada fácil y menos en el toro de su confirmación. Pero el salmantino está en un extraordinario momento y al de Isabel Flores le dio pasaporte como si fuese bueno y todo. Un astado muy serio y que no pasaba ni una por el izquierdo.

Damián Castaño.

Pegando feos derrotes en la muleta. Damián estuvo firme en todo momento. Lástima que tuviese que confirmar de este modo y ante un toro de nulas posibilidades.

El sexto tampoco le regaló nada. De media y brusca arrancada en la muleta fue el sexto y último oponente que cerraba plaza. Damian volvió a ponerse en la cara del animal como si tuviese alguno.

Cuando no lo tenía. Nuevamente como si fuese bueno. Sudo de lo lindo pero dejó una imagen más que digna y con la obligación de ser repetido el año que viene. Pero con una ganadería de más posibilidades.

Fernando Robleño, un hombre curtido en mil batallas y acostumbrado a lidiar ante estas fieras, le tocó lidiar prácticamente con dos samueles descomunales o con dos bueyes que se habían escapado del rocío. A estas horas, sigo sin saber que eran. Muchos kilos y muchos cuernos, pero vacíos completamente por dentro.

Fernando Robleño.

A pesar de los kilos, estos toros como mínimo han hecho la vuelta España, porque el primero de su lote estuvo a punto de saltar dos veces al callejón. El primer salto fue espectacular metiendo más de la mitad de su cuerpo dentro.

El de Isabel Flores fue muy parado en la muleta de Robleño y le ofreció pocas opciones de lucimiento.

Más un buey que un toro

El cuarto, que parecía más un buey que un toro, tenía una lámina de pitones espectacular. Con un pitón derecho que no acababa nunca. Con esos pitones no sé lo que se le estaría pensando al maestro Robleño por la cabeza para poder meter la espada…

En la muleta nuevamente fue un animal complicado. Sin querer humillar y con muchas complicaciones. Robleño pasó el trago como pudo y se justificó a su manera con el buey. Increíble y para el asombro de todos, seguimos pensando como le metió la mano a la hora de entrar a matar. Nadie lo esperábamos. Aprovechando un descuido del animal.

Morenito de Aranda con el sobrero de José Cruz.

Morenito de Aranda -burgalés, pero toledano de adopción desde hace mucho tiempo- fue el lote con más posibilidades de la tarde. Y cuando digo el lote de más posibilidades podría estar hablando perfectamente de un lote de una y una y que por lo tanto te abre una puerta grande.

Al primero de Flores, ni Morenito ni su cuadrilla quiseron verlo. Quizás no les había gustado el animal y Morenito -estaba inspirado- y querían otro. Total, que hicieron todo lo posible para que lo devolvieran. Le metieron tres veces sin sentido alguno al caballo y le bajaron la mano todo el rato en la brega hasta que se terminó cayendo. Cambiaron los samueles por un bonachón de José Cruz.

El de José Cruz era alegre y tenía buena condición en la embestida. Quizás le faltaba un poquito de fuerza en la muleta. Cayéndosele las manos en algunas tandas. Moreno ligó dos tandas muy buenas y con mucho acierto. Con la torería que desprende. Pero la faena no caló ni cogió nunca vuelos en los tendidos. Saludando una ovación.

El quinto de Flores -segundo de su lote- fue el único animal del hierro titular que se dejó. Un animal bravo y encastado. Cumplió perfectamente en varas y en la muleta tuvo una gran y codiciosa embestida. A Morenito, le costó mucho verlo.

Quizás fue por falta de confianza. Cuando quiso verlo o confiarse la faena ya llevaba la mitad y era tarde. Aun así el de Flores se enceló en la muleta y le dio buenas tandas. Final de torería con trincherazos por bajo, mientras que el primer aviso se hacía presente.

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