Pues en este territorio comanche, distinguidos hombres blancos, una de las cosas que más ha sorprendido y agradado en el estreno gubernamental de los que en nuestro consejo de ancianos llamamos ‘Los 14 de Tita’, es la rotundidad, claridad y convicción mostrada por la portavoz municipal, Flora Bellón.
Han bastado un par de ruedas de prensa para que el personal consistorial, el opositor mayormente, y la ciudadanía en general intuyan que Tita y sus catorce no han llegado al Consistorio talaverano a hacer ningún paripé políticosocial, sino a gobernar de verdad y a intentar solucionar los muchos problemas o pobremas, de pobre, que tiene la ciudad por causas, cosas y casos que aparcamos para mejor, o peor, ocasión.
Mareados y amodorrados por el humo, victimismo, escaqueo y cansino más eres tú, tururú, característicos de otras y recientes portavocías, se agradece que la encargada de trasladar el estado de la cuestión municipal base sus mensajes e informaciones en la transparencia y en la pura y dura verdad, por muy inquietante que esta sea.
Y que lo haga, para más inri, con la suficiente rotundidad para que nadie se llame a engaño y se asuma desde el principio que el Gobierno municipal tiene, o debe tener, como principal objetivo mejorar en lo posible las condiciones y calidades vitales de la puta base, con perdón, y no el ego, la pompa y los bolsillos de determinados inquilinos del nuevo pleno municipal.
Que, al respecto, ya se han visto recientemente en el Ayuntamiento de Talavera vergonzantes apaños para comprar, literalmente, una mayoría plenaria que tan sólo benefició a los que, en contra de los principios del propio partido que les llevó a la poltrona e incluso de la ley, pusieron sus cargos públicos en descarada venta de mercadillo.
Así se lo recordó Bellón a la portavoz de Ciudadanos, Susana Hernández, en la movida promovida por la reducción aplicada y aprobada en las liberaciones de concejales, en el transcurso de la cual Hernández dejó caer, resucitando el espíritu de sus predecesores consistoriales de partido, que el ejercicio de representatividad y responsabilidad otorgadas vía urnas por el personal votante y sufriente el 26-M son, manda huevos, directamente proporcionales a la tajada pública que de ello pueda sacarse.
Hace años e incluso lustros, ya digo, que los cuervos ingenuos y ciudadanos no atisbaban motivo alguno para desdecir aquello del gran Javier Krahe de “hombre blanco hablar con lengua de serpiente”. Aunque también es cierto que los comanches, incluido cuervo ingenuo, somos muy comanches y las pinturas de guerra siempre están a mano, por si los mosquitos.
No obstante, ahora danzamos alegremente en torno a la hoguera de la verdad y de la cruda realidad, y no de las vanidades de los representantes de turno que nos han tocado. Tiempo habrá para comprobar si lo que dice y apunta Bellón es filosofía, o simple escenografía. Pero, de momento, que nos quiten lo bailao y escuchao.
