lunes, 25 noviembre 2024
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La cuesta de enero sin cabeza

España, o como se llame este pedazo de tierra (seca, incluso de ideas) en el que vivimos, tiene una cuesta de enero por delante que es de aúpa. Lo de andar como pollo sin cabeza nunca puede resultar más real de lo que vamos a contemplar durante unos meses de interinidad gobernante. Líderes, lo que se dice líderes, no se atisban por parte alguna.

Pasan cosas en el mundo. Corea “juega” con la bomba de hidrógeno. Otra bomba no menor se activa en el Parlamento Europeo, donde, en comisión, con la opacidad más antitransparente que se conozca en democracia, con veintiocho votos a favor y trece en contra, se ha dado vía libre a la aceptación del Tratado de Libre Comercio e Inversión (el famoso TTIP); con todos sus contenidos no contados y que aún mantiene los incalificables tribunales de arbitraje para los casos de litigio entre inversores y estados. ladillo illán 1Nos dirán que es ¡la hostia!, como dicen en mi pueblo para expresar que es el no va más. Pero sabemos que estamos vendiendo el alma al diablo del comercio y la justicia a la opinión de los bandoleros. ¡Ah! y no se lo van a creer, todo esto va para adelante debido a un giro de última hora (como debe ser, ¡manda huevos!) de los llamados socialistas europeos.

Pero en España seguimos con los dimes y diretes de si me quedo con el poder o te lo quedas tú o qué me das para que me calle; vete tú a saber en qué va a quedar todo esto con la precariedad de líderes que tenemos. Y luego está la opinión publicada, la ¡imparcialidad y la objetividad! de los medios. Y está también algo que cuesta creer, que haya tanta gente que se quede en la superficie y se deje llevar por donde les llevan la mayoría de estos medios de ¿comunicación? Unos pocos, que se lo luchan haciendo las cosas bien, reciben críticas… y al final tenemos lo que nos merecemos. Y la monserga que lleva días.

Resulta que la estafa, el robarte en la cara, que se rían y te insulten y te quiten todo y te lo pongan difícil es ¡lo que nos hace sentir seguros y en casa! No sé en qué hogares haya vivido quien no es capaz de ver más allá del árbol. Quizá sea que el bosque es demasiado grande, quizás el bosque (libertad), quizás el bosque (responsabilidad), quizás el bosque (verdad) sea demasiado para quien necesita vivir con cuatro reglas: vivir para trabajar, consumir, ver la tele y frivolizar lo importante de este mundo. Gracias, querida María H. Eres la voz de mi conciencia. Tú, esencia, eres conciencia, mi conciencia, y la de otro, la de todos, con forma suma de conciencia. Para enderezar lo social de esa conciencia es para lo que reivindico líderes éticos. Sí, son una necesidad, ahora más que nunca en esta cuesta de enero, febrero, marzo y abril de esta España seca.

ladillo illan 2No es que yo sea muy orientalista, mas quiero recordar lo que decía Lao-Tse al respecto: “El mal líder es aquel a quien la gente desprecia. El buen líder es aquel a quien la gente alaba. El gran líder logra que el pueblo diga: Lo hicimos nosotros”. Cuatro son las características que debieran adornar a un líder efectivo, según mi parecer, las de ser persona apasionada, auténtica, creíble y ética. La pasión es el fuego interior que lo sostiene, el compromiso que lleva a su entero ser a involucrarse. La pasión por un gran propósito está caracterizada por una apertura de posibilidades, y la innata creencia de que la gente querrá trabajar junta para crear el mejor futuro imaginable. La pasión más la posibilidad da el coraje. Ser auténtico es admitir los defectos, las fortalezas, y vivir como se es. La autenticidad produce satisfacción, porque las relaciones con las personas son honestas y crecen sobre la verdad. (¡Hay que ver la de impostores que nos han gobernado!). La credibilidad consiste en algo tan simple como hacer lo que se dice que se va a hacer. Mientras que la autenticidad se basa en la integridad personal, la credibilidad es la elección que se realiza por la integridad interpersonal.

Por último, un líder ético posee, en el centro de su sistema de creencias, una gran consideración por el valor y la dignidad humana. El servir a los demás, y un compromiso por un mayor bienestar para cada vez más personas, es la esencia de lo que significa ser un líder ético. Luego vendrán los matices de las ideologías, los fines con los que se gestiona el presupuesto y todo lo demás. ¡Que salga de donde sea alguien así que nos despeje el camino y nos alivie un poco en esta cuesta de enero que se adivina interminable!

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