sábado, 14 diciembre 2024
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Talavera de la Reina, capital Madrid

 

Decía el pasado miércoles la consejera de Fomento, Elena de la Cruz, que si queríamos incluir a Talavera y comarca en el abono trasporte, que nos fuésemos nosotros, los de Ganemos, a proponérselo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Que no se preocupe. Lo haremos. A ella y a miembros de la propia Asamblea de Madrid. Entendemos -o creíamos- que el nivel de interlocución entre gobiernos regionales, corresponde a homólogos. Por ejemplo, hace unos días, en el sepelio de Mario Soares, el rey Felipe VI se entrevistó discretamente con el jefe de Estado portugués, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, en un apartado que no ha trascendido a la Prensa española, si a la lusa. De jefe de Estado a jefe de Estado, para tratar el asunto del almacén nuclear que se quiere ubicar en Almaraz, sobre el que nadie dice nada por estos lares, donde las empresas energéticas cortan el bacalao y engrasan puertas giratorias, pero que preocupa sobremanera en el país hermano. Escribiré de ello la semana que viene.

Miguel Angel SanchezVolviendo a la larga cambiada de la titular de Fomento: entendemos que si hay una consejería del asunto, de Fomento, con competencias claras que refleja el decreto del Diario Oficial de Castilla-La Mancha, sea la que se encargue de dar solución a un problema. Que si hay un presidente de un gobierno regional, pues lo mismo, que lo trate con el homólogo de la región colindante. Sencillo de entender. Porque al final todo es cuestión de interés, iniciativa política, y compensaciones económicas entre comunidades.

No vamos a tener ningún complejo en ir a hablar con quien haga falta. Si Talavera de la Reina sigue siendo un apartadero, un gueto para el gobierno regional, si se da por cerrado el mapa del abono transporte, habrá que ir a Madrid y explicar la situación de Talavera de la Reina, una ciudad que ya ha dejado de mirar a Toledo y a Castilla-La Mancha, porque ya hemos escarmentado en cabeza propia.

Que Castilla y León (Segovia y Ávila, a 91 y 110 km respectivamente de Madrid) haya llegado a un acuerdo con Madrid, debería servir de ejemplo a Castilla-La Mancha. Pero es más fácil poner excusas y esas cosas, y que si eso vayas tú. Tranquila, señora consejera. Iremos.

Es difícil entender el desamor de la Junta para con Talavera de la Reina y su tierra. Es sencillo proponer entelequias y futuribles, planes especiales, y milongas varias, ya sea en campaña electoral, en vaquerías de Talavera la Nueva, o donde felizmente toque en ese momento. Pero ponerse a trabajar es más complicado. Cuando decimos que hay que remangarse y tomarse a Talavera en serio, es para eso, para conseguir lo necesario, lo justo, y si es preciso lo imposible. Durante décadas hemos aguantado ninguneos, y hemos sufrido una suerte de varas injusta y brutal, mientras las inversiones de la Junta se iban siempre a otro lado. Plato vacío a Talavera, y tajadas a otros sitios, siempre con la complicidad de los que aquí mandan o han mandado, delegados y sicarios al servicio de la reconversión de Talavera de la Reina y su comarca en un agujero negro económico, social y que se nos desangra sin remedio.

Entiendo a quienes pretenden que Talavera siga igual. Que nos sigamos cociendo en nuestro propio caldo, quienes pretenden seguir mirando a otro lado. Nunca me han gustado las costuras autonómicas. Estudié la Castilla la Nueva, y me muevo por Extremadura y Castilla la Vieja, por el reino de León salmantino abalconado sobre las Hurdes. Y muchas veces me escapo a los perdederos de Pelahustán que caen sin sentir y entre oleadas de enebros y piedras caballeras, al extremo occidental de la ahora comunidad de Madrid, a poco más de 35 km en línea recta de la Plaza del Pan. Poner fronteras es limitar, y el juego autonómico, las nuevas taifas juguete de barones y baronesas, debería dejar de ser corsé y excusa, para abrirse en un nuevo espacio. Así lo entiendo, lo mismo que tengo claro que es fundamental la conexión con Madrid. No voy a decir nada que ya no esté dicho ni inventado, sólo que debería ser objetivo estratégico de esta ciudad para el próximo lustro, objetivo con el que obviamente no se contará con el apoyo de la Junta de Comunidades, ni de los quintacolumnistas varios al servicio del partido.

Mismo trato que Toledo, Guadalajara, Ávila, Segovia y tantas localidades que se benefician en el arco de proximidad a la capital de España, que si durante años ha absorbido población y riqueza, de alguna manera debe compensar a quienes aún habitamos su periferia. El resto, excusas. Como siempre. Y para lo de siempre.

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