Los resultados de las elecciones locales de mayo de 2015 dejaron un resultado muy claro en Talavera. Los ciudadanos decidieron que el partido más votado fuese el PP, pero dieron la mayoría al resto de formaciones, es decir, catorce concejales frente a once. Es probable que en un escenario distinto, con un Partido Socialista renovado y con una lista resultado de unas primarias, a la postre cercenadas por el alto mando desde Toledo; y con un Ganemos donde a última hora no se hubiera retirado Podemos, las cosas hubieran sido distintas. Porque distinto es el panorama de Toledo o Ciudad Real, por no irme muy lejos, con el binomio Psoe-Ganemos.
Pero aquí los mimbres se armaron de otra forma, y no fue posible encarar cuatro años diferentes. Al contrario, se apalancaron en el continuismo de los años funestos de Cospedal, y se puso en funcionamiento el piloto automático de gobierno. Es decir, que ni se permitió la opción de una gestión que actuase como revulsivo de la situación crónica y estructural de la ciudad; ni tampoco se arbitraron y planificaron medidas para cambiar el rumbo, aumentar la velocidad de las reformas y las exigencias a las cúpulas de los estamentos políticos provincial, regional y nacional. Todo ha sido una política de la nada, con un liderazgo de regate en corto, sin visión más allá de la de mantener el poder, seguir en el cargo, y vestir el expediente con el apoyo incondicional de dos concejales aún de Ciudadanos. Ejemplos hay muchos, y si no ahí está Talavera, su tono vital, el panorama y las expectativas.
Dos años después los resultados son visibles. Seguimos sin pintar nada, y lo que es peor, no se vislumbran cambios. El problema (para el stablishment político sumiso) es que buena parte de la sociedad ha dicho que hasta aquí hemos llegado. Esa política involutiva, aquiescente, de continuo regate en corto, echar balones fuera y victimismo, esa política ya no cuela. Decir que los mismos a los que apoyas, palmeas y aplaudes en congresos regionales o nacionales, en visitas oficiales, mientras hacen anuncios tan grandilocuentes como vacíos, pasan de Talavera y no puedes hacer nada, no sirve. Ya no. Si no eres capaz de lograr nada de los tuyos en el BOE y en el Diario oficial de la Junta, te vas a casa.
Sería un error para Talavera permitir que quienes han transigido con el ninguneo a nuestra ciudad, ahora se erijan en estandartes y valedores. Los ciudadanos no dieron mayoría al PP, pero éste ha sabido ordenar el patio a su conveniencia. Ahora también quiere poner el ronzal a la sociedad. Quizá lo consiga. De ello depende la supervivencia en el poder del PP. Y con ella la definitiva decadencia de Talavera. A mí, está claro, me preocupa lo primero. Y no consiento lo segundo.
