Se veía venir y al final ha estallado. Eso decían algunos vecinos de la Ciudad de la Cerámica cuando ayer noche abandonaban la reunión abierta que había convocado el alcalde Jaime Ramos, Pero, ¿qué ha estallado? Pues, sencillamente, nada. Bueno sí, lo de siempre: mucho chachau y nada de nada.
El presidente de la corporación talaverana pide ahora lo que no ha solicitado en los últimos cinco años y pico que lleva gobernando su partido en Talavera, en los cuatro que ostentó la presidencia de la Diputación últimamente –porque casi siempre la institución provincial ha estado gobernada por el PP en democracia- y en los cuatro que dirigió Cospedal la Junta de Comunidades.
Ramos sale ahora a la palestra para que la manifestación popular no le pille su despacho, como sucedió con Corrochano, por citar algún ejemplo, de aquella recordada Nosotros Talavera. Aquel movimiento que, por lo que se escucha ahora, tuvo muchos padres. Y es que hasta gente que estaban en contra entonces, tal y como se puede apreciar en la hemerotecas, se presentan ahora como los creadores de la plataforma.
Se habla de manifestaciones y concentraciones. Dice el alcalde que ya hay tres programadas –la de SOS Talavera, la de Fepemta y la de la Falange- y falta la de Vivir Talavera. Pero parece que han levantado poco entusiasmo porque, entre otras cosas, Podemos –una formación que quiere conquistar el cielo por asalto y que su vida es la revolución- ya ha dicho que no se fía de estos movimientos.
Además, antes de convocar estas manifestaciones deberían de comprobar con qué número de elementos se cuenta para participar en ellas y más si, como parece, la izquierda –especialista en estos movimientos- ya se ha puesto de lado. Y no es para menos, pues los rostros visibles de las distintas plataformas tienen cierto olor a derecha. Es más, Fepemta lo dejó claro hace unos años cuando se reunió con la entonces presidenta del Gobierno regional Cospedal al decir Arbeloa, por activa y por pasiva, que los problemas ya estaban solucionados.
Y la solución era esta. La que se ve ahora. Con un equipo de Gobierno local desfondado, en fuera de juego y sin un palo al que agarrarse. Sin presentar proyectos innovadores a Junta y Gobierno central y repitiendo la misma canción de siempre. Pero ahora, la cosa está peor que nunca y, pese a lo que se diga, la gente no se movilizará.
Es muy difícil sacar a la calle a unos vecinos que no acudieron ni a las urnas, pues hay que reseñar que de los 63.370 personas que tienen derecho al voto en esta ciudad, únicamente lo ejercieron 40.596 y se abstuvieron 22.774.
Con este panorama es muy difícil que se cree ilusión y eso que los que tuvieron tareas de gobierno en otras épocas son los primeros azuzadores a la rebelión. Y algunos tertulianos, que también formaron parte de distintos gobiernos, les siguen el agua. Y Talavera en la encrucijada.
