Me imagino que con lo que van a leer voy a ganar pocos amigos pero es cierto que no estoy aquí para eso sino para dar mi opinión y aseguro que la ofrezco de la forma más libre posible.
Sostengo que por alguna razón a la que no alcanza mi mediocre inteligencia desde el mismo día que se creó la autonomía castellanomanchega, los mandamases se inclinaron descaradamente por la parte manchega arrinconando cuando no olvidando la zona, la geografía y hasta la especificidad castellana del nuevo ente, demostrando muy pocos alcances tanto históricos como geográficos puesto que todo el mundo sabe, o debería saber que La Mancha es y fue siempre una parte de Castilla. De la llamada Catilla la Nueva por los Reyes Católicos y luego sus límites permanecieron más o menos estables hasta que con la constitución del 78, se creó la nueva autonomía a la que actualmente pertenecemos.
Todas estas obviedades las he cavilado yo solito y quien dice esto dice también que los primeros responsables de la autonomía no anduvieron muy listos a la hora de encontrar símbolos y emblemas que la identificasen y distinguieran a Castilla La Mancha de otras regiones hasta que oh, inspiración divina, cayeron en la cuenta de que el personaje creado por Cervantes y convertido en universal gracias a las potencias literarias, llevaba el apellido “De la Mancha” y desde entonces publicaciones, carteles, propagandas, promociones, premios y galardones de cualquier tipo desde literarios hasta deportivos, rutas turísticas, vinos y todo lo imaginable pasa por el hidalgo de la triste figura. Se ha convertido para todos los que aquí vivimos en una especie de presencia constante que a fuerza de estar y estar y volver a estar, se hizo agobiante. Don Quijote sí claro, pero en su justa medida. Tenemos aquí hablando de literatura otra obra de carácter universal, que no cometeré la idiotez de comparar con la cervantina, a cada uno lo suyo, pero de la que casi nadie se acuerda a la hora de lo que dije: premios, rutas, turismo, etc. y nos podría librar un poco de tanto Quijote.
Ya saben, la tragicomedia.
