Que soy un enamorado de la radio es algo que he repetido muchas veces a lo largo de todos estos años; considero que los oyentes tenemos derecho a juzgar a quienes hacen los programas porque al fin somos consumidores de un producto que elegimos o no. No estoy seguro de que estas críticas siempre sean bien recibidas y aceptadas por los profesionales del medio radiofónico; son muchos y variados los factores por los que los radiofonistas –como se decía antaño-aceptan las críticas a su trabajo de no muy buen grado, desde la personalidad de cada uno hasta un cierto aire de superioridad.
Por mi parte, cada vez estoy más en desacuerdo con lo que parecen ser los gustos mayoritarios de los oyentes; creo imposible que una indocumentada sin gracia como Isabel Gemio cuente con seguidores y espacio de honor en una cadena nacional pero sin duda lo peorcito está en las redacciones de deportes. Me resulta incomprensible absolutamente que un engendro como ‘Tiempo de Juego’ ocupe los lugares más altos en las preferencias de los oyentes y todavía mucho más indigesto que uno de los peores narradores de partidos de fútbol que haya escuchado, Manolo Lama obtenga un éxito incontestable con premios y reconocimientos. Sin un mínimo sentido periodístico, sin un atisbo de respeto al narrar, sin un átomo de elegancia, ayuno por completo de respeto al oyente que no sea simpatizante de su equipo –en el caso del que hablamos el Real Madrid-, sus narraciones y comentarios resultan mucho más zafios y baratos que los de la barra de cualquier bar. No puedo creer que este grupo capitaneado por Paco González se proclame heredero de un grande como fue Vicente Marco.
Las narraciones de Manolo Lama se interrumpen frecuentemente por los berridos interminables de éste que no canta goles, no los cuenta, no los entona, ni siquiera los grita, los aúlla sin fin pasando por todas vocales de modo que según él, un gol pasa de gol a goaaaaaaaaaaaeeeeeeellll.
Todo el espacio radiofónico está bañado de cierta autosatisfacción tan infantil como estéril a oídos del oyente. Y esto sin contar con el incomodísimo forofismo madridista de todos y cada uno de los componentes del grupo. Si los blancos juegan un partido con cualquier equipo de la Liga española, el Alavés, por ejemplo, automáticamente el equipo vasco será tratado en ‘Tiempo de Juego’ como un equipo lejano y ajeno, como si fuera ruso, noruego o alemán. Tal es el molesto forofismo del que se hace gala en el programa.