Muchas de las personas que se manifestaron el 11-N en la Ciudad de la Cerámica no están muy duchas en este tipo de lucha y esperaban obtener un resultado rápido a sus reivindicaciones. Después de ver pasar los días, han comprobado que la cosa no era tan fácil como parecía y la cruda realidad les mantiene en la posición en la que estaban antes de concentrarse. Y es que, a la hora de escribir estas líneas, los representantes de las distintas administraciones aún no habían entrado en contacto con la Mesa por Talavera, que ya ha dicho en este medio que se siente defraudada por nuestros políticos.
Además, así lo han expresado nuestros columnistas de diferentes formas y es que, hasta ahora, la única que ha dicho que se reunirá con algunos de los colectivos integrantes de este foro es Agustina García Elez, miembro del Gobierno regional y futura candidata a la alcaldía de Talavera por el PSOE. Algunos de los componentes de la Mesa esperaban que, al menos, José Julián Gregorio, el talaverano delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, dijera que esta boca es mía; pero se ve que al PP no le interesa, por ahora, acercarse a esta plataforma y me temo que este trabajo lo deja en manos del alcalde Jaime Alberto Ramos.
Una vez enfriado los ecos de la manifestación es más fácil escribir sobre ella. Ya se ha acallado el júbilo y calmado los aires de triunfo. Fue un éxito y eso nadie lo pone en duda, pero me extraña que algunos que se encuentran en el engranaje organizativo de la concentración acusen a los políticos cuando ellos ya ejercieron la política en esta ciudad y, mucho más me causa extrañeza, que se reivindique la ayuda de la Diputación de Toledo cuando esta institución está para apoyar más a los pueblos de la provincia y no tanto a la Ciudad de la Cerámica y a la Ciudad Imperial.
Es más, la Diputación ha otorgado subvenciones a Talavera, pero como no se han sabido justificar éstas se han perdido. Y a esta altura de la película uno duda si se han solicitado a otros estamentos porque, con otros rectores, tanto Junta como Estado han apoyado a la ciudad. El Gobierno central –y Jaime Alberto Ramos la sabe porque era uno de los regía entonces los destinos de esta urbe- cristalizó la entrada a Talavera o el Plan de Riberas y la Junta, por ejemplo, construyó Talavera Ferial.
Aquí, está claro, impera el enfrentamiento político. Unos quieren, por su interés, que se hable de discriminación y otros desean que el rival no se ponga medallas con el apoyo que llega de fuera. Y fruto de esta guerra la ciudad se deshace y han hecho que sus vecinos salgan a la calle, de momento, y no se sabe que harán en el inminente futuro. Puede suceder cualquier cosa, pues Talavera está dando sus últimas bocanadas de muerte.
El precio de la libertad
La sumisión tiene un valor, pero no se sabe el precio de la libertad. Yo creo que eso ya lo tiene claro algún que otro gobernante con este medio de comunicación. El otro día lo recordaba Juan Luis Cebrián: “el derecho a la libertad de información no pertenece a los dueños de los medios, no pertenece a los periodistas y los colaboradores que hacen los medios; es un derecho a los ciudadanos que otros administran, pero que no se puede usurpar”.
Pero romper acuerdos, no cumplir e intentar castigar con la negativa de publicidad no hará que cambie el rumbo informativo de Ahoraclm. Nacimos con ese compromiso y, pese a los obstáculos, ahí seguimos. Eso sí, se pueden publicar informaciones molestas para algunos, pero nunca con la intención de perjudicarles. Algo que, por ahora, no entienden.