No sé si es por el trato que hemos tenido, pero el caso es que cuando oías a Isabel Alcojor por la radio parecía que te estaba sonriendo. Dicen que fue una musa para muchos y una gran amiga para todos los de la profesión. Esta mujer que rezuma simpatía es inquieta por naturaleza y, pese a disfrutar de una merecida jubilación de los micrófonos, aún anda presentando actos por las diferentes esquinas de esta Talavera de nuestros pecados.
Y, por si fuera poca, es el mayor activo de la Asociación Always Elvis, que dirige Bene Tapetado. El otro día la vi llorar de emoción cuando presentó, junto a su compañero Antonio Villarroel, esa gala homenaje que se le tributó a Felipe Martín, el hombre con el que pasó tantas horas en los estudios de Radio Juventud, Radio Cadena, R-5 y RNE.
Allí, en El Salvador, Isabel echó abajo su melena ensortijada para que no se la notara que la manaban lágrimas de esos ojos de cálida mirada. A nadie le importó este pequeño llanto porque todos sabíamos que en ese emotivo instante hablaba su corazón.
La cámara de Betis no podía dejar de captar esta belleza de cuerpo y voz porque este magnífico reportero y fotógrafo también ha convivido con Isabel en esas batallas de contar la actualidad de esta Talavera a la que tanto quieren ambos.
Isabel Alcojor fue un descubrimiento de ese olfateador de talentos que es Helio Casarrubios. Y el tiempo le ha dado la razón, ella ha brillado presentando festivales, desfiles, actos institucionales, grabando anuncios publicitarios, conduciendo programas de todo tipo e informando de lo que acontecía en la comarca.
Ya no podemos oír a Isabel por la radio, pero nos queda su amistad y gozar de su divina presencia.