La Catedral de Toledo abordará en los próximos seis meses la restauración de su sala capitular, construida por el cardenal Cisneros hace 500 años y que aglutina 125 metros cuadrados de pinturas al óleo sobre muro de yeso realizadas por Juan de Borgoña, que retornarán a su belleza original tras los repintes.
La restauración de la sala, que se acomete coincidiendo con el quinto centenario del fallecimiento de Cisneros, va a posibilitar cambiar la iluminación y la climatización, lo que ayudará a preservar las pinturas y el artesonado.
El deán de la Catedral, Juan Miguel Ferrer, ha presentado las obras que se van a realizar acompañado de Jaime Castañón y Antonio Sánchez-Barriga, arquitecto conservador y restaurador, respectivamente, de la Catedral, y del director general de la Fundación Endesa, Carlos Gómez.
La principal dificultad del equipo restaurador serán los repintes realizados en las pinturas de los murales, algunos hechos apenas 50 años después del trabajo que realizó Juan de Borgoña, según ha dicho Sánchez-Barriga, quien ha subrayado el importante cambio que se percibirá al terminar la restauración, ya que las pinturas ahora “planas” volverán a tener su “perspectiva” inicial.
Trabajos
Lo que harán los restauradores, entre cuatro y cinco profesionales, serán labores de limpieza, eliminación de repintes y barnices que “perturban” las pinturas y fijación del artesonado que, no obstante, se encuentra en buenas condiciones.
La restauración se centrará en los alrededor de 125 metros cuadrados de pinturas al óleo sobre muro de yeso realizadas por Juan de Borgoña y que ocupan todas las paredes de la sala, que mide 18,5 por 7,5 metros.
Para otro momento se deja la limpieza de los cuadros de todos los arzobispos de Toledo que también están en esta sala, en la parte inferior.
La Catedral dispone de un presupuesto de 200.000 euros para acometer la restauración y el director general de la Fundación Endesa ha explicado que la iluminación con LED no solo supone un ahorro energético del 80 por ciento sino que evita calor y conlleva hasta diez veces menos mantenimiento.
Castañón, arquitecto conservador de la Catedral de Toledo, ha precisado que la restauración era necesaria para preservar las pinturas y que tuvieran una temperatura y humedad constantes en la sala.