A sus 77 años de edad, Ángel Ballesteros continúa mirando como siempre estaTalavera que tan bien le acogió en su seno. Bueno, como siempre no, pues ahora lo hace a través del humo de su habano y no de la pipa que le caracterizó en una época.
Llegó a la Ciudad de la Cerámica en 1975. Nació en Gálvez pero lo hizo desde Barcelona. Fue por pura casualidad, pues en una visita a Santa Olalla –lugar en el que se residían sus suegros- su mujer se enteró que había un puesto de trabajo en el hospital Nuestra Señora del Prado y lo tomó.
Así, que Ángel se mudó a esta urbe venida a menos y comenzó a descubrirla para sus habitantes. Ejerció de profesor en centros como el Juan Ramón Jiménez y el colegio de los Hermanos Maristas, más tarde realizó estas tareas en la UNED y en la Escuela de Cerámica.
Ha escrito de todo lo referente al arte y patrimonio de esta ciudad, pero su verdadera pasión es la poesía, tal y como se descubre en los trece libros que ha parido. También ha recogido en otras obras sus artículos periodísticos creados bajo series como Talavera: regalo para una reina y Retales sueltos para un museo.
Quizá uno de los artículos que salieron de su pluma y que más impacto causó socialmente fue en el que describió a aquellas Mondas, que se estaban muriendo, como “entierro de tercera”. Unas líneas que espolearon al personal dirigente y que acabó con las Mondas, esa tradición que ha hecho historia, como fiesta de Interés Turístico Nacional.
Hoy, en una semana tan señalada para Talavera y sus Antiguas Tierras, la inquieta cámara de Betis invita a este rincón a ese hombre que ha captado la atención de todos por su bagaje cultural, su excelente conversación y por las ganas de recuperar nuestro patrimonio perdido.
Además de Mantenedor de las Mondas –un título que se ganó a pulso-, Ángel es Hijo Adoptivo de Talavera y Premio Ciudad de Talavera, galardón que recibió de manos de reina Doña Sofía. Y todo ello lo lleva con humildad, tal y como muy bien se puede comprobar en cualquiera de los actos culturales que se programan en la ciudad.
Ángel Ballesteros ya vive, con gran sensibilidad y arropado con su capa, esta semana de Mondas para regocijo de todos los que le queremos y recibimos su doctrina sobre unas fiestas que, gracias a él, son algo más que eso.