Miguel Betis recibe el mes de mayo con su cámara entre bambalinas y tablas y hoy plasma en esta sección a un gigante de la escena, como le ha bautizado Jaime Olmedo. Y es que Moisés de las Heras, Lique para los tantos amigos de los que hace gala, es un gigante para todo. Este pionero actor arrastra diariamente su bondadoso corpachón por una ciudad que le vio nacer, crecer y triunfar.
A Moisés de las Heras le embrujó el teatro en sus tiempos de estudiantes en el colegio Cervantes y ya nunca lo dejó. Y eso que comenzó a trabajar en Sindicatos –cuando la sede estaba en la plaza del Pan- a los catorce años de edad y ahí realizó toda su andadura laboral con los cambios preceptivos que la entidad cristalizó acorde con los tiempos.
Su faceta interpretativa adquirió cuerpo en Radio Juventud, ya que él fue uno de los fundadores de la emisora. Los más veteranos recordarán sus dotes en obras como Teatro en las ondas y Escuadra hacia la muerte. Además, también fundó en 1958 –con Paco Heras, Amalio Monzón y Helio Casarrubios, entre otros- el grupo El Candil. Teatro de Cámara y Ensayo.
Lique ha cuajado una gran trayectoria en el mundo de la escena. Innumerables distinciones y galardones ha obtenido gracias a que siempre se ha metido en la piel de sus personajes y los ha aderezado con su propia personalidad. Él tiene mucho cariño al papel que jugó en El médico simple, de Lope de Rueda, y por ello posa con su atuendo.
A través del teatro y con ciertos guiños ha expresado su infinito amor a todo lo que suene a Talavera. Ha sido pregonero de ferias e inició –junto a Rosa, su mujer, y su inseparable compañero Ismael Sánchez- la tradición de las cabalgatas de Reyes.
Ama tanto al teatro que a nadie se le escapa que le gustaría morir en el escenario porque tiene el veneno dentro. De tal artista no podían nacer otros hijos como Rosa, que fue bailarina de Joaquín Cortés y Moisés, escritor y autor dramático que es el actual director de El Candil.
Y mientras la cámara de Betis retrata el alma de Lique, yo me pregunto a qué personaje le gustaría interpretar si se llevara al teatro la situación de esta ciudad venida a menos. Pero lo pienso en mi interior y no le formularé este interrogante, pues Moisés es tan elegante y recatado que la respuesta se la guardaría para él.