martes, 6 agosto 2024
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REPORTAJE: El estado de la región

El próximo tres de diciembre se cumplirán 34 años del pistoletazo de salida del proyecto de Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, documento aprobado posteriormente por las Cortes Generales y sancionado por el Rey Juan Carlos I y el entonces presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo el 10 de agosto de 1982 en el palacio de Marivent de Palma de Mallorca, curiosamente, entrando plenamente en vigor el 17 de agosto de ese mismo año.

Imagen de archivo del presidente de Castilla-La mancha, José Bono.
José Bono, presidente de la Junta (1983-2004)

Desde entonces, hay zonas y ciudades castellanomanchegas que, por lo logrado y concretado a lo largo de estos años de autogobierno regional, siguen considerando nuestra Autonomía como un proyecto sin frutos concretos y otras, en cambio, como el motor e impulso que les ha llevado a cambiar completamente su cara, sus expectativas y sus prestaciones.

Al nacer sin cabecera importante de referencia, una vez que Madrid quedó fuera de la misma por razones obvias, fueron la capital Toledo y la periférica Albacete las que en un principio acapararon las miradas de la Junta de Comunidades. En la primera ubicó la mayor parte de su arsenal humano y administrativo, además de la sede del Ente Público de Radio Telelevisión de Castilla-La Mancha, del Sescam y de diversos centros tecnológicos, mientras que la segunda fue elegida para acoger la sede regional del Tribunal Superior de Justicia, la del Defensor del Pueblo y la del Consejo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha, a las que se unieron posteriormente otras e importantes infraestructuras.

José María Barreda, presidente de la Junta (2004-2011)

Tras este reparto oficial e inicial, a los sucesivos gobiernos regionales, todo ellos de signo socialistas a excepción del reciente cuatrienio popular liderado por María Dolores Cospedal, les han llovido peticiones, exigencias y reivindicaciones por parte de otras zonas dispuestas a que el reparto del pastel autonómico fuera justo y equitativo. Por resumir y no entrar en desmenuzamientos para los que aquí no hay espacio, podemos aunar lo conseguido o perdido por las distintas ciudades y comarcas regionales en cuatro grandes epígrafes: Nivel de accesibilidad, oferta comercial, prestaciones educativas y revalorización del patrimonio histórico de cara al turismo.

En cuanto al nivel de accesibilidad, baste decir que las cinco capitales de provincia y Puertollano disfrutan de un AVE que ha revalorizado sus territorios y que, sin embargo, sigue volando demasiado alto y lejano en el más duro oeste regional, la comarca de Talavera. Una comarca que acumula ya decenas de años en espera de una infraestructura que, junto al nudo gordiano y también lejano de la debatida plataforma logística, aplaza sine díe los efectos y beneficios urbanos, sociales y económicos que, junto a una adecuada modernización de la red nacional de carreteras y ferrocarriles, ya se han visto y disfrutado en, por ejemplo, el corredor del Henares, en la Sagra y en otros puntos estratégicos regionales que han sabido aglutinar en torno a estas infraestructuras un saludable entorno urbano, comercial e industrial.

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Mª Dolores Cospedal, presidenta de la Junta (2011-2015)

Estas desiguales circunstancias también han influido considerablemente en otro de los epígrafes anteriormente mencionados, la oferta comercial, que en las zonas más boyantes ha contribuido a establecer nuevos nichos residenciales, económicos e industriales, mientras que en las más perjudicadas representan islas periféricas de un presunto impulso comercial que, en cambio, disminuye de manera alarmante fronteras municipales adentro.

Tampoco el reparto universitario ha servido de impulso igualitario, al ser también las más primadas y beneficiadas en este educativo aspecto Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete, como demuestra el hecho de que la segunda ciudad más poblada de la región, Talavera de la Reina, ocupe el último lugar del ranking que relaciona número de habitantes y de alumnos.

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Emiliano García Page, presidente de la Junta desde el 24 de mayo de 2015

Por lo que respecta a la revalorización del patrimonio de cara al turismo, por último, decir que la lucha también es desigual, entre otras cosas porque unos han conservado y explotado mientras otros han derruido y dilapidado, teniendo en cuenta que por ejemplo Toledo, Cuenca y Almadén son ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad y que, como dato significativo, la capital toledana recibe al año más de dos millones de visitantes. Así las cosas, el desempleo se ha ido cebando a lo largo de estos años en las zonas y ciudades con menos recursos institucionales, industriales, sociales y económicos, centrándose los distintos gobiernos regionales en paliar a través de controvertidos y discutibles planes la consecuencia, el paro, y no en enmendar la causa, que no es otra que la falta de inversión y atención.

Ese es precisamente, entre otros, el gran reto del actual presidente regional, el socialista García Page: culminar las infraestructuras que demandan las ciudades más estancadas para asegurar su futuro, o acabar con otras que retrasan y limitan el desarrollo de las mismas como el trasvase Tajo-Segura, y no cumplir el expediente otro cuatrienio más con unos planes/parches de empleo que, además de exigir generosos desembolsos a los limitados consistorios afectados, son claramente pan para hoy y hambre para mañana.

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