En la mañana de este lunes han comenzado las gestiones para elegir al jurado popular que ofrecerá su veredicto en el juicio sobre la muerte de Antonio Fernández Muñoz, que presuntamente fue asesinado el 30 de septiembre de 2013 en la finca ‘Los Baños’, situada en el término municipal de Aldeanueva de Barbarroya. El juicio se celebrará en la Audiencia Provincial de Toledo desde el 22 hasta el 29 de abril.
Están acusados por este supuesto asesinato Rufino González, alias ‘el conejo’, de 64 años de edad, y su sobrino Flores Alba, de 50. El Ministerio Fiscal solicita 27 años de cárcel para el primero de ellos y 24 para el segundo. Además, -según ha informado a Ahoraclm el abogado de la familia de Antonio, el talaverano Jesús Lázaro Ruiz- también se solicita la indemnización de 150.000 euros para cada uno de los dos hijos del muerto y la misma cantidad para sus esposa.
Por su parte, la defensa de los dos acusados pide la absolución porque considera que no existe un móvil claro para que se cometiera el supuesto asesinato, ya que no se hicieron cargo de las pertenencias del muerto: su rifle y los prismáticos aparecieron enterrados y los 1.600 euros que tenía Antonio en su coche no se tocaron. En el juicio se aclarará todo.
El día de autos
Pero la historia de este supuesto asesinato parece una película del mejor cine negro. La Guardia Civil ha instruido el caso y aún continúa hilvanando cabos al tiempo que los dos acusados ya han cumplido dos años en prisión. El suceso acaeció un lunes lluvioso. Es seguro que Antonio murió dos horas después de recibir un tiro en la nunca. Hacía cuatro meses y seis días que había sido despedido de su trabajo en Bankia y esto hizo que dedicara más tiempo a su verdadera pasión: la caza.
Antonio Fernández, natural de Belvís de la Jara y residente en Talavera de la Reina, es padre de dos hijos: uno de 18 años y otro de 16. Muy conocido en toda la comarca de Talavera y en la de La Jara, se presentó ese 30 de septiembre, a las seis de la tarde, en La Era, la casa rural de Aldeanueva de Barbarroya. Aquí le esperaban su amigo Rufino y Flores, el sobrino de éste último. Antonio cogió de su coche un rifle, los visores, los cuchillos y los prismáticos y, a reglón seguido, subió al vehiculo de Rufino, un Nissan Patrol de color negro. Detrás iba Flores.
Y es que Antonio y Rufino llevaban cazando juntos muchos años y, según se comenta en Aldeanueva, durante diez días se mandaron mensajes sobre el venado que podía matar Antonio esa misma tarde. Rufino y Flores, que vivían juntos, eran, a juicio de Antonio, los mejores guías para esta cacería, porque pueden vivir en el monte sin apuro alguno y, lo que es mejor, se conocían la finca de ‘Los Baños’ como la palma de su mano. De hecho, se resguardaban con frecuencia en una vieja caseta que allí existe y disponían de zulos repartidos por la finca para esconder las armas de fuego y los cuchillos.
Declaraciones contradictorias
Según la instrucción realizada, condujeron a lo largo de siete kilómetros el coche y luego subieron uno más a pie. En sus declaraciones, Rufino y Flores se contradicen; pero el fiscal considera que Flores era el que abría el escarpado camino, seguido por Antonio, mientras que Rufino cerraba el grupo. “Al acercarse –dice el fiscal- al punto elegido para deshacerse del cadáver, Rufino –que caminaba entre un metro y metro y medio detrás de Antonio- sacó una pistola, marca Para-Ordance –modelo P10-45, del calibre 45 ACP y con el número de identificación TM-4400- y le disparó por la espalda. La bala entró por la nunca y quedó alojada entre la base del cráneo y la primera vértebra cervical”.
Al parecer le quitaron la ropa y, en calzoncillos, le introdujeron en un saco de dormir y en unas bolsas de plástico. Después, lo enterraron en una fosa profunda que cubrieron con hojas y chaparros. Jesús Lázaro Ruiz, el abogado de la familia de Antonio, sostiene que esta tumba estaba cavada con antelación y esto implica que el supuesto crimen estaba premeditado. La defensa de los acusados, por su parte, niega este extremo y alega que como la tierra estaba húmeda, la tumba se pudo hacer en poco tiempo.
Tras enterrar a Antonio, los acusados cortaron las tarjetas de crédito y las escondieron junto a su ropa, en otro agujero. A continuación, Rufino y Flores volvieron a su casa de Talavera. Según el rastro de los teléfonos móviles, a las 20:39 ya estaban en su casa del camino de Los Caños y después se fueron a tomar algo al bar ‘Los tres olivos’.
A las 21:58 mandan un SMS a Antonio: “Que as matao algo que aquí llueve a cantaros, no se ay”. A las 22:49 le vuelven a escribir: “Antonio luego dejas la yave en el chaparro de la cadena”, así lo recoge el abogado de la familia.
Sospechas desde el principio
La familia de Antonio siempre sospechó que Rufino y Flores habían cometido el asesinato porque “si suben a cazar tres y bajan dos; ellos sabrán que ha pasado”. Pero dos días después de la desaparición se organiza una batida y la familia buscan a Antonio junto, entre otros, a los dos acusados. Por cierto, que el letrado Jesús Lázaro Ruiz manifiesta que la búsqueda de Antonio supuso un gran gasto al Estado porque se utilizaron medios como helicópteros y varias patrullas de la Guardia Civil.
Pero el 21 de octubre se encuentra en un zulo el rifle de Antonio –un Browning, calibre 3669- en un tubo de pvc que estaba introducido en un agujero en el suelo y a unos metros aparece otra escopeta con el número de serie borrado parcialmente y pintado de negro, precisamente la misma pintura del coche que conduce Rufino. Meses más tarde, en enero, apareció la ropa de Antonio en otro zulo, junto a una bolsa quemada en la que estaban las tarjetas de crédito.
Detención
Esto hace que cinco meses después de la desaparición, el día 12 de febrero, Rufino y Flores sean detenidos tras conseguir la Guardia Civil una grabación que decía “está muy bien escondido. Vamos que lo están pisando y no lo ven”. Tras el arresto, Flores llevó a los agentes hasta el cuerpo.
Pese a que ninguno de los dos dispone de licencia de armas, la Benemérita encontró en la vivienda de ambos dos escopetas y una pistola. Tienen antecedentes por furtiveo.
Tío y sobrino permanecen desde entonces en cárceles distintas. Rufino dice que fue Flores el que le disparó a Antonio en la cara y Flores asegura lo contrario. El fiscal cree a Flores, pero solicita para Rufino veinte años de cárcel por asesinato, cinco por robo con violencia y otros dos por tenencia ilícita de armas; mientras que para Flores pide diecisiete años por asesinato, cinco por robo y dos por tenencia ilícita de armas.
Este sitio web es realmente un paseo a través de toda la información que deseaba sobre este este tema tan interesante y no sabía a quién preguntar .
abogado accidentes torrevieja http://www.subufete.com/abogado-accidentes-alicante