lunes, 29 abril 2024
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Doble rasero

Javier GilCuando estudiaba derecho, recuerdo que mi profesor de filosofía nos impartía las enseñanzas de los grandes pensadores griegos. La justicia, decía Aristóteles que era la virtud de dar a cada uno lo suyo. Recuerdo que hubo una discusión en la clase, en la que unos opinaban que la máxima aristotélica era prácticamente un concepto natural, es decir que provenía de la misma naturaleza. Otros, entre los que me encuentro estábamos convencidos de que esa frase sería ideal en caso de que todos los ciudadanos fueran iguales, pero que si el legislador o el que aplica la Ley considera que hay algunas personas más iguales que otras, como dice Huxley, el concepto de justicia sería paradójicamente injusto puesto que daría a unos más que a otros según la voluntad del que reparte.

Disculpe el lector todo esta perorata jurídica pero me viene que ni al pelo para explicar como la Ley puede ser aplicada según maneras a unos u otros ciudadanos. Los modernos arquitectos de patrimonio opinan en su mayoría, que la reconstrucción de edificios históricos que han sido destruidos por una u otra razón no debe nunca realizarse ya que “engañarían” al que los viese nuevamente levantados. Si esta manera de pensar se hubiera seguido por ejemplo tras la II Guerra Mundial, hoy las monumentales ciudades de Dresde, Varsovia, San Petersburgo o Viena no existirían o serían una conurbación de bloques modernos. La Catedral de Colonia, los barrios de casas eduardianas de Londres o la lonja gótica de Yprés no serían más que un recuerdo.  Hoy día en Berlín se está reconstruyendo fielmente el palacio real del Kaiser y no pasa nada. Tras la Guerra Civil española sin ir más lejos. el Alcázar de Toledo fue destruido y hoy  no sería más que una plaza en el centro de la Capital Imperial.

murallasToledo
Derrumbe de la muralla de Toledo

Sin embargo la Ley de Patrimonio de Castilla-la Mancha, sigue el concepto anti reconstructivo al pie de la letra, aunque, dependiendo de donde se produce la destrucción se pasa por alto o no la Ley. Al parecer Talavera no puede reconstruir sus puertas, sus murallas deben seguir en ruinas conservando únicamente los muros desdentados y derruidos, Talavera no puede recuperar la fachada de los Jesuitas, el Puente Viejo ni los muros del Alcázar. Sin embargo otras localidades no tienen ningún problema en hacerlo.  Un ejemplo claro es la muralla medieval de Toledo a su paso bajo la Diputación, que se derrumbó en febrero de 2010, únicamente hicieron falta tres semanas para que se comenzaran los trabajos de restauración, exactamente tal y como eran antes del desgraciado hecho. Hoy en día lucen de nuevo esbeltas y magníficas.

murallas talavera
Muralla de Talavera en la calle Carnicerías

Mientras, en Talavera no podemos verlas en su esplendor  ya que incluso algún concejal que lo ha intentado ha sido amenazado por la Consejería con denunciarle. ¿Por qué ese doble rasero? ¿Por qué en unos lugares sí se puede y en otros no? Al parecer parece que en Toledo las competencias residen en una Fundación mientras que en Talavera dependemos de la Junta. El Ayuntamiento debe por tanto hacer lo imposible para solicitar estas competencias e impedir que nuestro patrimonio siga dando una imagen de ruina y tristeza.

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