Es curioso el, considero, vuelco que ha dado la edad de la madurez política. Ahora deslumbran Iglesias o Rivera o Sánchez, frente a un ya cargado de edad Rajoy. Aunque los que vamos muy por encima de los treinta digamos que “la veteranía es un grado”. Tal vez aprendimos ese dicho porque nos obligaron a perder un año o más “sirviendo” a la patria por menos de cinco euros al mes. He dicho menos de cinco y no me he equivocado. Así funcionaba la ‘mili’. Lo comento a título cuasi anecdótico para los más jóvenes.
García-Page, excelente manejador de tiempos, era un treintañero cuando lo conocí por primera vez. Mano derecha de José Bono y fiel escudero del más duradero presidente que ha tenido Castilla-La Mancha. Era brillante. Era treintañero. Ahora es más sabio.
Pero, no confundamos, en este momento valoro más a nuestro presidente autonómico por su sabiduría que por su brillantez. Serán cosas de la edad.
Pero si el previsible naufragio de Pedro Sánchez se produce, me pregunto qué pasa por la cabeza de García-Page. ¿Es ministrable? Si Susana Díaz alcanza el mando en Ferraz… ¿contará con él? ¿Asumiría un cargo de rango nacional en un acuerdo de gobierno PSOE-Podemos?
En cualquier caso soy de la opinión fe que una correcta mixtura de brillantez treintañera bien aliñada con sabiduría de medio siglo o más es la fórmula adecuada para tener un gobierno estable.
Page está en esa etapa.
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