Zoilo Laureano Fernández (El Casar, 13-2-1949) es un hombre que sabe lo difícil que es vivir en un pueblo donde la mayoría de sus vecinos tienen ideas políticas muy distintas a las suyas. Lo ha comprobado en sus propias carnes porque ha sufrido insultos en sus narices y en la puerta de su casa han aparecido pintadas ofensivas.
“Todo esto que me está sucediendo –dice Zoilo Laureano- es como consecuencia de defender mis ideas políticas”. Él habita en El Casar de Escalona, un pueblo en el que gobierna la derecha y que lo tiene a gala, como dice. Vivió de pequeño en esta localidad, pero sus padres emigraron a Alemania, primero, y a Madrid, después.
Se fue de El Casar a los catorce años de edad y no regresó hasta que no tenía veintiocho, pero -cuando se ha establecido de nuevo en su pueblo natal- ha sido cuando se ha jubilado tras ejercer de conductor de la grúa municipal en la capital de España. Fue uno de los militantes socialistas que sufrieron tal desengaño que dejaron de pertenecer al partido, pero “mis ideas siguen siendo las mismas y, además, expreso mis ideales en un pueblo de derechas”, argumenta con cierta vitalidad Zoilo.
Cede su casa al PSOE
En el número 31 de la calle Armagura de El Casar de Escalona se encuentra una vivienda propiedad de Zoilo Laureano. Una casa que él ha cedido a la Agrupación Socialista para “que hagan sus reuniones y se junten para debatir, porque, la verdad, cuentan con muy poco ayuda en el pueblo”. Vive en una finca, situada en el Camino del Bravo, y a la puerta de su casa aparecieron el otro día pintadas que le tildaban de “cacique” e “hijo puta”, algo que ha denunciado a la Guardia Civil.
“Es la primera vez que me han aparecido estas ofensivas pintadas. Por la forma de escribirlas, creo que han sido diseñadas por chavales jóvenes, que son de la misma escuela que los papás”, sostiene este jubilado. No oculta que, casi a diario, tiene enfrentamientos verbales por defender su ideología. Él vivía tranquilo en El Casar de Escalona hasta que, el mes de agosto del pasado año, la Agrupación del PSOE de esta población organizó un homenaje a su abuelo, que también se llamaba Zoilo Laureano, porque fue alcalde republicano del lugar.
Y es que el nieto ha intentado encontrar la tumba del abuelo, pero no lo ha conseguido porque “sabemos que estuvo en la cárcel de Talavera y fue fusilado en la ribera del Alberche, pero como no está en ninguna fosa común, pues es imposible encontrar sus restos”. Y eso que ha contado con la ayuda de la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica.
“No tengo miedo”
“Yo no me escondo a la hora de expresar mis ideas. Creo que ya hemos estado bastante tiempo callados. Por eso, quiero denunciar públicamente cómo se comportan conmigo. Deseo que se conozcan este tipo de amenazas porque ya hemos padecido muchos años sin poder levantar la voz”, comenta Zoilo antes de subrayar que “no tengo miedo a nadie. Por ello seguiré actuando con libertad, algo de lo que durante mucho tiempo privaron a mi familia”.
