Este jueves, 6 de Diciembre, España se viste de fiesta para celebrar un año más, el día de la Constitución. ¡La de todas y todos los españoles! Pero… ¿Qué queda de cierto en esta afirmación? A poco que seamos objetivos, la respuesta es clara. Esta ya no es la Constitución de TODOS los españoles. ¡No lo es, ni siquiera, de la mayoría! El tiempo y las circunstancias se han encargado de desmentirlo. El tiempo, porque no ha sido refrendada por el voto de ningún español menor de 56 años. Y las circunstancias, porque la España del 78 es solo una caricatura de la España actual.
Y abundando es esta reflexión, ya no es, tampoco, la de muchos de aquellos que aquel lejano 6 de Diciembre, haciendo de la necesidad virtud, la refrendamos con nuestro voto afirmativo. La España de 1978 era una España traumatizada por 40 años de dictadura y una sociedad mayoritariamente dispuesta a conquistar la libertad a cualquier precio. Fruto de estas urgencias y ansias de libertad surge el consenso constitucional que la hizo posible. Lamentablemente, ni eso ha sido respetado. La Reforma de su Art. 135 en Septiembre de 2011, aprobada unilateralmente por PSOE y PP, viola ese consenso constitucional y convierte en Constitución de PARTE lo que hasta entonces era la Constitución de TODOS.
¡Pero miremos hacia delante! Hoy, en esta España de 2016, nadie discute ya la necesidad de dotar de un ‘traje nuevo’ a esta Constitución a la que, como antes decía, el tiempo y las circunstancias han vestido de harapos. No será fácil, por no decir que será casi imposible revivir aquel consenso constitucional para confeccionar ese nuevo traje. Las urgencias y ansias de libertad de entonces han tornado en intereses territoriales y económicos insaciables de grupos y tribus que hoy anteponen la codicia de lo propio y particular a la ambición de un proyecto común y colectivo. Este debería ser, sin duda, el primero de los retos y escenarios a superar por esa Reforma Constitucional que la sociedad española actual demanda y que yo, en este 6 de Diciembre de 2016 desde aquí, reclamo.