Después de la permanente injusticia que por parte algunos miembros de la autoridad eclesiástica toledana está sufriendo nuestra Hermandad, necesariamente todos debemos salir en su defensa. En primer lugar ante la opinión pública, en gran parte ajena a los ‘tejemanejes’ que un sector del clero dirigente está empleando contra nosotros. La opinión pública los desconoce, pero los Hermanos llevamos tiempo, dos años, aguantando con el máximo respeto decisiones infundadas y arbitrarias que por su parte se han dictado.
Hasta la fecha, en la práctica, se nos ha impedido desarrollar las actividades propias de esta asociación de fieles. Además, se han pisoteado los posibles derechos que nos ofrecen tanto las leyes civiles como las eclesiásticas. No se pueden convocar elecciones democráticas caprichosamente, y luego jugar al despiste y mofarse de los resultados, ya que los que hayan surgido de las urnas TIENEN QUE SER REFRENDADOS, lo cual genera directivos elegidos desde la legalidad, pero no desde algo más importante que es la legitimidad.
Vamos a ver: hagan un esfuerzo y piensen que, si hay elecciones, no hay ninguna ‘Autoridad’ que pueda enmendar el resultado, sin causa justa, y si tal hubiera, tienen que proceder a la impugnación de esos resultados, cosa que aun no han hecho en ninguna de las dos ocasiones que han decidido convocarlas.
Por eso, la segunda ‘jornada electoral’ que obligaron a realizar es NULA a todos los efectos, y nulos por lo tanto todos los decretos y decisiones sobre el asunto de la elección de Hermano Mayor hasta la actualidad. La designación del Comisario no se debió efectuar tras el resultado de las elecciones del 2015. Luego todo el resto de acontecimientos son de la intromisión injustificada de ese grupo de la Iglesia de Toledo en los asuntos de la Hermandad, que no están respaldados por ninguna de las legislaciones posibles en una sociedad libre y democrática, y por lo tanto es asunto de la única responsabilidad del referido grupo de la jerarquía que dispuso tales medidas.
Hasta ahora hemos ido aceptando estas situaciones esperando que fueran arreglándose por vía del dialogo y buenos acuerdos, aspectos que lamentablemente vemos que no entran en la disposición de la parte imperante y determinante de esta situación. Son actitudes de este sector de la Iglesia toledana, que notoriamente ponen en evidencia lo que les cuesta entrar en el Concilio Vaticano II; demostrando de nuevo que están más cómodos con los tiempos de la Inquisición y del más lejano Concilio de Trento, que castigaban el pensamiento de forma desmedida e ignominiosa. Castigos de los que, a día de hoy, todavía nos hemos librado. Aunque, visto lo visto, falta poco para la mazmorra…
Firmado:
José María Romero Briones (ExHermano Mayor); Eugenio Arribas Gómez-Plata (Candidato a Hermano Mayor y ExViceHermano Mayor); María Dolores Mateo Gómez (Candidata a Hermana Mayor); María Luisa Magán Díaz (Candidata a Hermana Mayor).