Otras imágenes del concierto de Los Secretos, aquí
Los que caminamos por los cincuenta disfrutamos la noche del domingo del concierto que Los Secretos ofrecieron en la Plaza de la Comarca de Talavera con motivo de las Ferias de San Isidro 2017. Bueno, y los más mayores y también los más jóvenes, que de todo hubo, porque las canciones de Los Secretos traspasan esa década prodigiosa de los 80 y han llegado bastante indemnes a la segunda década del siglo XXI.
Ayer Talavera dijo sí a unos Secretos que después de 40 años desde aquella emblemática ‘Déjame’ volvió a respaldar de manera multitunidaria a este grupo huérfano desde 1999. Ahora el liderazgo le pertenece a Álvaro Urquijo, el pequeño de la saga, que tuvo palabras para su hermano, el malogrado Enrique, momento en el que afloraron recuerdos y rabias por esa alocada vida en la que se sumieron muchas de las estrellas y grandes compositores en el renacer al nuevo mundo de España.
Miles -4.000, 5.000?- de talaveranos, comarcanos y demás visitantes a las ferias talaveranas vibraron en la nostalgia de tiempos de juventud y, al igual que a mí me pasó, creo que a muchos y en determinados momentos, esas evocaciones nos apartaron del escenario presente para inmiscuirnos en la memoria, esa memoria donde dicen que está la felicidad.
Fue un concierto de recuerdos, de sentimientos, de sacar del hipotálamo esas letras que aprendimos hace tantos años –‘Sobre un vidrio mojado’, ‘Pero a tu lado’, ‘Quiero beber hasta perder el control’… – y que incomprensiblemente no hemos olvidado. Fue un concierto a la par alegre y melancólico, que dejó un buen sabor de boca a todos, cincuentones, sesentones y público más joven, fervientes o no tan fervientes seguidores de uno de los grupos bandera de esa movida en la que destacaban grandes compositores y grandes músicos de los cuales muchos de ellos han sabido y podido mantenerse en el candelero. Otros se quedaron en el camino pero dejando un legado inolvidable y que se engrandece en actuaciones como la de ayer.