El presidente de Castilla-La Mancha ha vuelto a reiterar su apuesta por el uso permanente de las plantas de desalación que actualmente están sirviendo para abastecer a las comunidades del Levante español, una vez cerrado el trasvase Tajo-Segura.
García-Page ha abogado por “ganar” la “batalla” contra “la amenaza de la desertificación” llegando a un acuerdo a nivel estatal, en la línea de la Unión Europea, y partiendo del consenso entre “las comunidades sin agua” en el que se plantee una estrategia de sustitución de los actuales métodos de abastecimiento por el agua desalada.
Una estrategia en la que se usarían las desaladorasdel Levante en las que se llegaron a invertir 600 millones de euros, incluso admitiendo los precios de tarifa que actualmente marca el trasvase Tajo-Segura, pero que, en cualquier caso, respete los usos naturales de los ríos y los trasvases se realicen “sólo de manera excepcional”.
“Parece sensato que, si hoy tenemos a nuestro alcance técnicas eficaces para el uso razonable del agua, las aprovechemos”, ha remarcado el presidente regional.