Más allá del desastre urbanístico que supusieron las actuaciones del Plan Urban, como ha reconocido la mayoría de la sociedad talaverana, peor aún es el prolongado abandono que sufre la calle Grisetas, junto al yacimiento de Entretorres.
Las reiteradas denuncias sobre su deterioro y el peligro que representa para los transeúntes parecen caer en saco roto. Si el pasado 7 de julio las imágenes de la pavimentación de la zona ya parecían alarmantes y se hacía necesaria una actuación de urgencia dos semanas después todo sigue… a peor y sin la más mínima atención.
A simple vista parece que la mano humana se encuentra detrás de este último y sorprendente levantamiento de un suelo impropio para una calle de una gran ciudad a la intemperie, quizás un acto de protesta para que los responsables municipales tengan a bien mandar a una cuadrilla para solventar una imagen impropia y lesiva ante, no ya la ciudadanía local, sino más por cualquier turista que se acerque a la zona.
Es de suponer que la Concejalía de Urbanismo tendrá conocimiento de cómo se encuentra ese lugar y que estará buscando alguna solución. Sin embargo ello no es óbice para tomar alguna medida como levantar toda la pavimentación o cuanto menos acordonar la zona mientras se dilucida si la empresa adjudicataria asume o no la remodelación del solado y si la misma está en garantía.
