Galería de imágenes del concierto (1)
Galería de imágenes del concierto (2)
No fue una noche de ira, más bien todo lo contrario; fue tranquila, nostálgica, sin bufandas, demasiado caliente para todos. Fue una larga noche de periodo vacacional pero no de bastones, aunque a la mayoría nos vinieron los recuerdos de esos discos de Fundador, de la chanson française –también italiana- que cerraba cualquier guateque que se preciara de ello. Unos protagonistas del roce, otros meros espectadores. Qué de años de eso.
Espectadores hubo el pasado miércoles a porrillo en la Plaza del Pan para disfrutar del polifacético Javier Elorrieta que desde hace una década dejó la dirección cinematográfica y se ha especializado -con la ventaja de haber estudiado en el Liceo Francés de Madrid- en evocar esa música que tantos recuerdos trae a la memoria, casi todos buenos ¡qué diantre!
Edith Piaff, Charles Trenet, Charles Aznavour, Georges Moustaki, Jacques Brel… No hubo sorpresas en la tercera aparición del cineasta-cantante en el Festival de Jazz de Talavera. No hubo sorpresa ni falta que hacía porque Elorrieta nos dio lo mejor de su repertorio, esa fusión de la chanson française y el sonido jazz satisfaciendo los deseos de una concurrencia que tarareó esas letras, con mejor o peor pronunciación, letras que nunca pasarán de moda.
Rojo intenso el escenario, humo, cautivos músicos en la sombra desprendiendo esos acordes añorados que rejuvenecen y envejecen a la vez pero que significan que el pasado es la condena de los años vividos y que lo que un día gustó difícilmente dejará de gustar. Para qué olvidarlo si en la memoria se encuentra la felicidad vivida. Au revoir Elorrieta, vuelve pronto, siempre es tiempo de amar y más para los bohemios.
