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El concierto inaugural de San Mateo 2017 estuvo protagonizado por Antonio Carmona, ahora en solitario tras ser durante muchos años la voz de Ketama.
El granaíno derrochó sobre el escenario de la Plaza de la Comarca su simpatía, alegría y su buen rollito flamenco, pero sobre todo honradez y sentimiento.
No escatimó esfuerzos desde su primera canción tributo al grupo que junto a su hermano ‘el Camborio’ y su primo Josemi le lanzó a la fama. No fue la única, pese a que en Talavera presentó varios de los temas que componen su último CD, ‘Obras son amores’.
Emotivas fueron las dos canciones interpretadas por su hija Lucía que, a pesar de ser corista de la actual banda de su padre, demostró en Talavera que tiene sangre de cantante y un chorro de voz que sabe modular para bajar a las profundidades de Jacques Brel y su ‘Ne me quitte pas’ o subir donde pocos pueden hacerlo en el ‘Back to black’ de Amy Winehouse. Como también fue sentida, mejor dicho, muy sentida la interpretación de Antonio del ‘Azul’ de su añorado y amigo Antonio Vega.
Carmona, como buen gitano que es, demostró ese sentir característico de su etnia a lo largo del concierto en grado súmmun al tener unas palabras para todo el pueblo mejicano tras el terrible terremoto que ha sufrido el país centroamericano esta semana. El ‘Para que tú no llores’, ese canto a la esperanza que compuso el maestro Alejandro Sanz, removió conciencias y erizó los pelos de más de uno de los presentes.
Su actuación, que ya había sido larga de por sí, se vio incrementada por un bis a petición del público que como no podía ser de otra forma fue ese ‘Vente pá Madrid’ que en este caso tornó en sus inicios en un ‘Vente pá Talavera’. Grande.