Es el mejor espejo de un manual de buenos modales y presume de talaveranía allá por donde va sin esconder el gran amor que también siente por Arenas de San Pedro. Casado con sus dos amores –el arte y Sara Torneo-, Manolo Cerdán se convierte hoy en el personaje principal de la cámara de Betis porque es uno de los pocos talaveranos de arraigo que aún pasean su alma por las calles de una ciudad en las que ha vivido de todo.
Descendiente de uno de los mejores guarnicioneros de la zona, Manolo Cerdán se empeñó hace mucho tiempo en que reinara en su casa de Puente Nuevo una de las mejores galerías de arte de la región. Quizá lo hizo para culminar aquel sueño que nació cuando era compañero de pupitre del pintor Victoria Rodríguez en Arenas de San Pedro o tal vez lo llevó a efecto porque detectó un vacío en este aspecto en Talavera.
Lo cierto y verdad es que, con el paso de los años, la Galería Cerdán se ha convertido en uno de los mejores focos artísticos de esta Talavera de nuestros pecados. Han pasado por aquí, al igual que por su hostería, los mejores poetas, pintores, artistas y aficionados a la fiesta nacional.
Y a Manolo Cerdán se le nota muy poco que ha triunfado porque siempre presenta a los demás su mejor cara, no esconde su sonrisa y rezuma amabilidad. Amistad, educación y fe son los tres parámetros que bien definen a este hombre que cuenta con más años de los que aparenta porque, entre otras cosas, nunca le ha abandonado su espíritu juvenil.