A usted le han engañado con el tren, el AVE y la milonga del nodo logístico. Y le quieren seguir engañando. Y más ahora que ya huele a elecciones y los de siempre quieren seguir a costa de vender la cantinela de siempre. Le han engañado porque el asunto del tren, su mantenimiento, mejora o su sustitución por un modelo de alta velocidad, es una mera y sencilla decisión política. Y Talavera de la Reina, sus intereses, nunca han estado presentes en esas decisiones. De la misma manera que nunca ha estado en la planificación territorial de Castilla-La Mancha, que decidió ya en los tiempos dilatados de Bono, y últimos de Barreda, que los centros logísticos de mercancías por tren se ubicaran en Toledo, Albacete y Alcázar de San Juan, aunque a última hora y de mentirijillas nos metieran con calzador en una segunda división regional, ni preferente ni nada.
No sé qué le hemos hecho en Talavera a los diferentes presidentes y presidentas de Castilla-La Mancha, que uno tras otro nos mantienen en cuarentena, olvidados en la frontera. No sé tampoco cómo hemos sido capaces de elegir una y otra vez a representantes políticos en las diferentes administraciones que nos han vendido por una mediocre carrera política. Es difícil de entender. Pero es más difícil explicar a alguien que no conoce los tejemanejes y bajura política que nos ha llevado y nos lleva, cómo una ciudad de ochenta y pico mil habitantes, a cien kilómetros de Madrid -el núcleo económico más importante del sur de Europa-, se ebcuentra a la cabeza nacional de desempleo, tiene unas salidas y entradas a la autovía donde te juegas la vida, un tren infame, que se quema, o no llega; que tiene unos dos no ríos, secuestrados y desviados para crear riqueza y desarrollo en otros territorios. Y que ha perdido en una década a siete mil jóvenes, la generación mejor formada que ha tenido esta ciudad, fruto del esfuerzo de los trabajadores que hace sólo tres o cuatro décadas hicieron a esta ciudad una de las más prósperas del centro de España, y que hoy ven cómo sus hijos deben irse para poder trabajar, vivir.
Políticamente a Toledo le interesa que en Talavera sigamos enfangados con el entretenedero de la milonga del AVE, mientras se electrifica la línea Badajoz-Puertollano, y se organizan los nodos logísticos de Alcázar de San Juan y Toledo. A Madrid (Psoe o PP, da igual) le da lo mismo: la decisión de dejar a Talavera en un culo de saco está tomada por el propio gobierno regional, competente en desarrollo territorial, y quien hace más de una década elevó a Madrid su esquema de desarrollo. Alea iacta est. A no ser, claro, que de una vez por todas demos un puñetazo sobre la mesa y digamos que hasta aquí hemos llegado.
Talavera necesita un tren que articule el territorio, rápido, que nos permita trabajar en Madrid y que pare en las localidades de su periferia. No un AVE en 2030 ó 2035, con un precio de ida y vuelta de 50 ó 60 euros, y que haga un recorrido de más de 150 kilómetros. Extremadura se puso las pilas hace mucho y tendrá un diésel rápido entre Badajoz y Plasencia el año que viene. Castilla-La Mancha ha pasado de Talavera. Y lo sigue haciendo. No somos, ya no prioritarios, sino que ni siquiera existimos. La realidad es tozuda.
Ahora usted volverá a escuchar por los mismos de siempre, lo mismo de siempre: lo de que el AVE es irrenunciable, que queremos el mismo trato que las capitales y ciudades importantes de Castilla-La Mancha que ya lo tienen… Los mismos de siempre diciendo lo mismo de siempre. Los mismo que han permitido a sus jefes y jefas de Toledo el ninguneo sistemático a Talavera, siguen con el mismo discurso, veinte años después. Pero lo peor de todo no es eso: lo peor es que piensan que todavía cuela ese disco rayado, que piensan que somos imbéciles en esta ciudad. Y que vamos a seguir tragando. Con el tren, con el paro, con el abandono, con el esquinamiento de las últimas décadas. Sigamos, que aún no hemos tocado fondo.