Un día como hoy, pero del año 2000, los dirigentes del mundo se reunieron en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, para aprobar la Declaración del Milenio. En ese congreso se alcanzó un pacto por las generaciones futuras poniendo sobre la mesa la importancia de la pobreza extrema en algunos puntos del mundo, así como la falta de agua para el equilibro del planeta. Para recordar esta reunión se le llamó al 8 de septiembre el Día del Cooperante.
Quiero detenerme, en el día de hoy, en los cooperantes de la región que, con gran sacrificio personal y aportando lo mejor de sí mismos, son capaces de llevar los proyectos al terreno. En ocasiones, países en guerra o en conflictos latentes y aun así no dudan en hacer de sus cuerpos y sus vidas embajadas de los valores y principios de respeto, igualdad y libertad que nos hemos dado como sociedad.
Cooperantes que trabajan expatriados y que han hecho de la ayuda a los demás una bandera bajo la que defender un mundo más justo. Y también un mundo más posible porque, con su ejemplo nos demuestran que los Objetivo del Desarrollo Sostenible no son un decálogo de ideas abstractas, son un camino por el que necesariamente nos veremos obligados a andar si queremos legar un mundo más justo, más habitable y más humano a las generaciones futuras.
Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha hemos asumido el compromiso de que trabajar por un mundo mejor implica la mejora de la calidad de vida de las personas. De hecho, nos hemos comprometido en las pasadas elecciones a que el presupuesto en proyectos de cooperación crecería en un porcentaje al menos similar al aumento del presupuesto en política social.
Estamos convencidos del importante papel que juegan los cooperantes en la construcción de un mundo mejor y por ello vamos a diseñar un Modelo de Educación para el Desarrollo que tenga como objetivos la sensibilización y formación de la ciudadanía. En los años venideros será fundamental comprender las causas de la pobreza, las desigualdades y los fenómenos migratorios propios de los nuevos tiempos.
Las personas cooperantes desempeñan una labor fundamental y son nuestros ojos y nuestras manos sobre el terreno en la construcción de un mundo mejor. Son un pilar fundamental en los países en los que colaboran, pero también son un ejemplo para el resto de la sociedad. En un día como hoy, son, además de nuestros ojos, el corazón con el que late nuestro compromiso por una sociedad mejor.
Aurelia Sánchez es consejera de Bienestar Social