La Fiscalía de París ha hecho público un comunicado en el que concluye que la explosión de gas que segó la vida de la toledana Laura Sanz el pasado 12 de enero de 2019 pudo “haberse evitado”.
Y es que los peritos encargados del caso atribuyen la deflagración no a un escape, como se había apuntado en un principio, sino a una acumulación de gas natural provocada por la rotura de una canalización de este servicio.
Sin embargo, la rotura y posterior acumulación “tuvo por causa principal un hundimiento del suelo bajo la acera delante del edificio ubicado en el 6 de la calle Trévise”.
Un hundimiento de la calzada que el peritaje concluye fue motivado por un colector de aguas residuales en mal estado, que fue tratado como un problema menor por el Ayuntamiento y por una empresa de obras públicas, sin que se tomasen las medidas necesarias para arreglar la situación.
Estos “incumplimientos están vinculados con la explosión del 12 de enero de 2019”, señalan los peritos, para quienes, “si la causa del hundimiento de la calzada hubiese sido investigada y su reparación hubiese sido realizada correctamente, la explosión se podría haber evitado”.
Cabe recordar que la deflagración causó la muerte de cuatro personas y heridas a otras 60.
Entre las víctimas hubo que lamentar la de una turista española, Laura Sanz, de 38 años, residente en el municipio de Burguillos y cajera en un supermercado del barrio capitalino de Santa Bárbara, que se alojaba en un hotel situado enfrente del local donde se produjo la explosión de gas que ahora sabemos fue evitable.