Cada vez parece más evidente que el Congreso Provincial del Partido Popular en la provincia de Toledo tomará cuerpo para primavera. La intención, en un principio, de la dirección regional era la de haber cristalizado todas estas citas en las cinco provincias de la región antes de que acabara el año, pero no ha podido ser. El aparato de partido ha encontrado más resistencia a la renovación de la que esperaba y ha decidido esperar para ver si el tiempo cicatriza heridas y calma ánimos.
Así, que, cuando únicamente faltan diez días para acabar el penúltimo mes de año, la renovación popular solo ha llegado a las provincia de Albacete y Ciudad Real. En la primera, ha sido elegido presidente provincial Manuel Serrano y la sección crítica del partido apenas ha dado guerra, pues se ha limitado a quejarse en la prensa de la actuación del aparato.
El presidente regional del PP, Paco Núñez, ya ha consumado las primeras tareas y, lo que es mejor, sin sangre. En Ciudad Real también se le despeja el camino al aparato tras apartarse el actual presidente provincial, Francisco Cañizares, y salir elegido Miguel Ángel Valverde.
Pero a Núñez y su aparato les queda trabajo. Otras tres provincias de la región aún no se han decantado. Al final, como siempre sucede en las formaciones políticas, se impondrá la línea oficial. Eso sí, ya veremos a qué precio. En Guadalajara, según apuntan ciertos militantes, la actual presidenta provincial, Ana Guarinos, está poniendo condiciones y en Cuenca, Benjamín Prieto, sencillamente no quiere ser relevado.
Pero donde más dificultades habrá para el aparato será en la provincia de Toledo. Se quiere quitar del cargo al talaverano José Julián Gregorio, pero, al parecer, no se ha encontrado, por ahora, al sustituto oficial. Y hasta algunos alcaldes populares apuestan a que Gregorio puede seguir en el cargo porque, según su opinión, si se le mueve puede “saltar el avispero”.
Los peores resultados
Gregorio es un hombre cómodo para la dirección regional. Su docilidad política está a prueba de bomba, como lo ha demostrado hasta ahora; pero, no es menos cierto, que –como denunció el alcalde de Quismondo, José Eugenio del Castillo, en un comité de dirección- consiguió los peores resultados del partido de la historia en la provincia, pues el PP únicamente gobierna en una de las poblaciones importantes de la geografía toledana: Consuegra.
En aquel comité de dirección, el mismo Del Castillo pidió la dimisión de Gregorio; pero desde entonces no se han levantado más voces en contra. No obstante, el también senador talaverano sabe que sus días al frente del PP están contados. Solo le puede salvar que el aparato no encuentre el perfil que busca para su relevo o, también, que no intente tocar nada para que los hombres fuertes de su Comité Ejecutivo no se levanten.
Y es que las columnas de apoyo del organigrama de Gregorio son dos hombres que ya se han enfrentado al aparato y con cierto éxito. Uno de ellos es Emilio Bravo, alcalde de Mora, que no tuvo reparo a dar su apoyo y hacer campaña a favor de Soraya Sáez de Santamaría en lugar de hacerlo por Pablo Casado, que era el candidato del aparato regional. Además, Bravo presenta unas buenas credenciales: ser uno de los alcaldes más votados de la provincia. Y, por si fuera poco, el moracho tiene el apoyo de otros regidores locales.
El otro es Carlos Velázquez, pero últimamente su figura está muy apagada tras perder la Alcaldía de Seseña. Rivalizó con Paco Núñez para obtener la Presidencia regional y en la provincia de Toledo hasta obtuvo más apoyo que él. En Talavera, por ejemplo, un sector del partido no ve esta operación con malos ojos, pero… el partido en la Ciudad de la Cerámica no está para muchas exigencias tras el descalabro en los comicios locales.
Lo cierto y verdad es que el Congreso Provincial del PP de Toledo se aleja y esto, por ahora, da vida a José Julián Gregorio. El aparato no lo tiene nada claro por estas tierras.