Uno de los talentos que fabricó la desaparecida UD Santa Bárbara se llama Luis Gómez Laguna. Un futbolista que nació en Toledo el 25 de febrero de 1951 y que se inició en este deporte en el equipo juvenil de U.D Santa Bárbara de Toledo de la mano de un entrenador tan querido como el inolvidable Paco Cacharra.
Pero por motivos laborales de su progenitor, Luis no puede defender mucho tiempo la zamarra toledana porque su familia se marcha a la localidad vizcaína de Santurce. Aquí, en tierras vascas, comienza el joven Laguna a escribir sus páginas doradas del balompié nacional al ser fichado por el equipo de esta población que militaba en Tercera división.
Y es que, con diecisiete años, el extremo toledano es seleccionado por la Selección Juvenil de Vizcaya. Su labor, entrega, calidad y velocidad hacen posible que dos años después, en 1968, le firme el Atlético de Madrid. Esta operación le obliga a cambiar de selección para defender los colores de Castilla.
Estaba visto y comprobado que Laguna no tardaría mucho en debutar con el equipo juvenil de España. Coincidió con varios jugadores de altura como Del Bosque, Juanito, García Remón o Clemente.
Su progresión va en aumento y el club colchonero quiere darle minutos de juego, por lo que permanece cedido durante cuatro temporadas. La primera en el Carabanchel y luego en tres equipos de Segunda división: Osasuna, Tenerife y Orense.
Luis Aragonés, clave en su formación
En 1974, ya con 23 años, Laguna es reclamado por el primer equipo del Atlético de Madrid, coincidiendo con Luis Aragonés como jugador y después como entrenador. Precisamente, Luis Aragonés fue una figura clave en la vida profesional del toledano, pues le reconvierte de extremo a lateral o carrilero. Laguna permanece dos temporadas en la escuadra rojiblanca.
Así, en 1976, el argentino Viberti le reclama para el CD Málaga –que entonces militaba en Primera- y en la Costa de Sol brilla durante dos campañas. En 1978, se compromete por tres años con el CD Getafe, de Segunda división, equipo en el que padece una grave lesión que le obliga a tomar la difícil decisión de colgar las botas.
Con el fútbol en el recuerdo, Laguna se traslada a la capital de Castilla-La Mancha y aquí crea Toledeport, una tienda de artículos deportivos que también da nombre a un equipo de fútbol sala que terminó plagado de éxitos. Luis se convierte en gerente del club, pero -como se había recuperado de su lesión- se inicia como jugador de campo en este deporte que nacía en nuestra provincia.
Su adaptación al futsal y su espíritu competitivo son facetas claves para que sea seleccionado por el equipo nacional de este deporte y obtiene su mayor éxito en el Mundial de España de 1985 al lograr la medalla de plata tras disputar la final contra Brasil.
Su carrera en el fútbol sala finaliza en 1989, pero el entonces entrenador del CD Toledo, Manolo García, le ofrece ejercer como jugador y ayudante técnico. Su trabajo se deja notar y es clave para el ascenso del equipo verde a Segunda división B.