El Partido Popular de Castilla-La Mancha ya cristalizó dos –el de Albacete y Ciudad Real- congresos provinciales de los cinco que debe de realizar. El aparato, en general, y el presidente Paco Núñez, en particular, sabían a ciencia cierta que en Guadalajara, Toledo y Cuenca la renovación ordenada por Madrid no iba a ser un camino de rosas, pero a estas horas finales del mes de febrero el asunto está más serio en la provincia de Toledo que en la de Guadalajara y Cuenca.
Así, Núñez tiene claro que el Congreso Provincial de Guadalajara se desarrollará antes que el toledano y eso que es difícil limar las diferencias que existen entre las dos corrientes que lideran Ana Guarinos y Antonio Román y es fácil que también se aborde el tema en Cuenca antes que en Toledo, pese a que Benjamín Prieto no se lo está poniendo nada fácil a la dirección regional.
El Congreso Provincial del PP de Toledo estaba diseñado para la primavera, pero se puede alargar mucho más porque las espadas siguen en todo lo alto. Paco Núñez decidió que dos pesos pesados del aparato como Carolina Agudo y Antonio Serrano se pusiesen a trabajar en esta provincia. Ambos están visitando las junta locales del partido para comprobar las sensibilidades existentes y han observado un claro clima de división y eso que algunos aspirantes a la Presidencia han perdido el poder en sus respectivos ayuntamientos.
Aquí en esta provincia de Toledo está claro que el PP se debe de renovar si nos atenemos a los resultados electorales, pero también es verdad que el actual presidente, José Julián Gregorio, puede ser el menos conflictivo para la dirección provincial. De todas formas, Núñez, a instancias de Casado, ha decidido llevar a efecto la renovación en una provincia –como airea el alcalde de Quismondo, José Eugenio del Castillo– que se han cosechado los peores resultados de su historia.
Y es que las urnas sentenciaron que el PSOE obtuviera 116 alcaldes, 78 el PP, seis IU Podemos, cinco Cs y otros cinco distintas formaciones electorales. Eso sí, en los últimos tiempos, algunos portavoces del PP en diferentes consistorios están levantado su voz opositora para recabar la atención del aparato.
Agudo y Serrano continúan con el casting para presentárselo a Núñez y, mientras, se fraguan ciertas operaciones para que algunos continúen con su poder y para que aquellos que lo perdieron sea recuperado. Y la militancia ya se imagina ciertos candidatos. Nadie sabe por ahora si el alcalde de Mora, Emilio Bravo, moverá ficha. Es un dirigente con personalidad al que no le importó enseñar su perfil sorayista en su momento.
La situación en Talavera
En Talavera, por ejemplo, el sector crítico espera que cuaje la Operación Charly, que estaría encabezada por Carlos Velázquez, el exalcalde de Seseña que obtuvo más apoyo en este provincia que el propio Núñez en las elecciones internas para la Presidencia Regional del partido. En aquel momento, muchos exconcejales talaverano hicieron público ese apoyo, pero ahora también tendría el de actuales ediles y eso que el presidente del PP en la Ciudad de la Cerámica, Santiago Serrano, es un hombre afín a Núñez.
Dentro del grupo municipal del PP en la Ciudad de la Cerámica siempre se ha visto a César Higueruela como un fiel de Velázquez, pero ahora también podría haber ingresado en estas filas el exalcalde Jaime Alberto Ramos, muy dolido con el partido tras naugrafar la candidatura que encabezaba en los últimos comicios locales.
Y es que Ramos esperaba una recompensa tras sus años al frente de la corporación municipal talaverana y ésta no ha llegado. Acariciaba la idea de volver a ser el portavoz del partido en la Diputación de Toledo –cargo que se marchó a manos de Pedro Congosto, alcalde de Santa Olalla- o, en su defecto, ser asesor del grupo del PP en la institución provincial, pero se le adelantó el jefe de prensa del propio Núñez.
Así, tras comprobar que no la dirección ni le levanta el teléfono cuando llama, Ramos se ha lanzado a la batalla. Eso sí, a su modo; como lo hizo años atrás y que le dio dividendos. Cuando una formación política pierde el poder, todos son problemas. El poder une y la derrota divide. Por ello es fácil escuchar a antiguos compañeros de viaje denostarse entre ellos y aumentar aquellas diferencias que desaparecieron cuando se obtuvo la victoria. Aquí, en esta Talavera de nuestros pecados, se dan muchos ejemplos.
Y si Velázquez no se presentara, los críticos talaveranos ya andan buscando candidatos. Ramos no esconde sus preferencias por José Luis Muelas, su compañero de corporación durante ocho años y exalcalde de Gamonal, pero será difícil que éste dé el paso. Y más sabiendo como las gastan los aparatos de los partidos.
Tarde o temprano habrá que programar el congreso y, entonces, se verá la fuerza del sector crítico popular de Talavera. Hasta que esto ocurra no cesarán la confabulaciones, las guerrillas internas y las presunciones de las cotas de poder y del apoyo de la militancia entre unos y otros.
Los partidos políticos son como un gallinero lleno de excrementos y en estado de ruina.