Gregorio Maeso Dionisio es el encargado de visitar este jueves la sección de Los Veteranos de la UD Santa Bárbara. Maeso nació en Toledo, concretamente un 1 de enero de 1952, pero su familia –por asuntos laborales- se tuvo que trasladar a Barcelona. Allí, en la Ciudad Condal y cuando contaba doce años de edad, ficha por el equipo infantil del CF Barcelona y comienza a nacer la leyenda de este gran cancerbero.
Fue un portero que rápidamente entusiasmó a los técnicos de la cantera blaugrana por sus reflejos bajo palos y por la facilidad de detener penaltis. Esto le hace ascender escalones en la base del equipo catalán, pero cuando tenía diecisiete años y militaba en el equipo juvenil, en el año 1969, su familia regresa a la Ciudad Imperial.
Como es un guardameta de futuro, el Barcelona no quiere deshacerse de él y cuando el técnico Joaquín Falcón le reclama para el equipo juvenil de la UD Santa Bárbara, el club catalán efectúa una cesión.
Sus actuaciones en el juvenil armero llaman la atención del entrenador Paco Cacharra y le abren la puerta del primer equipo, conjunto en el que estuvo seis temporadas, pues en el año 1975 se compromete con el Sonseca –donde actuó durante otras cuatro campañas- para ascenderle a Primera Regional Preferente.
En 1979, cristaliza otro cambio de aires en la vida deportiva de Maeso. Firma por tres años con el CF Fuensalida y aquí coincide con otros ex del Santa Bárbara como Antonio del Pino y Rafa Aguado.
Es el 1982, con treinta años de edad, cuando Maeso se compromete con el CD Toledo –que entonces militaba en la Tercera división- de la mano de Paulino Lorenzo y compartiendo puesto con otro guardameta de postín: el veladino Abel Resino.
A la temporada siguiente, se marcha al Mora durante cuatro temporadas y, tras este periplo y con 34 años de edad, decide colgar las botas en 1986.
Maeso ha sido santo y seña de la UD Santa Bárbara y no olvida lo vivido junto a entrenadores como Joaquín Falcón, Paco Cacharra y Paulino Lorenzo; la labor de directivos como Montojo, Exsuperio y Loa y, sobre todos, le queda el cariño de Jesús, el inolvidable masajista y utillero del club.
Actualmente, Gregorio Maeso vive en Argés y se le puede ver diariamente pasear por las inmediaciones de la localidad acompañado de su fiel perro Koke.