El consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, repasa los casi dos años de pandemia de covid-19, y aunque valora que en la actualidad la sexta ola ya está terminando y no prevé en el horizonte que pueda haber una séptima, recuerda todo lo sucedido, sobre todo los primeros días, como el peor momento de su vida profesional e incluso personal: “Fue muy doloroso”.
El 29 de febrero de 2020 se diagnosticó en Castilla-La Mancha el primer caso de coronavirus y dos años después, con más de 467.000 contagiados de covid-19 y más de 6.800 fallecidos por esta causa, el consejero de Sanidad recuerda en una entrevista con la Agencia Efe cómo fueron esos primeros días, desde primeros de marzo, cuando la sociedad desconocía el alcance de la enfermedad y a partir del 15 de marzo, cuando se decretó el Estado de Alarma en España.
“Lo recuerdo con muchísima angustia, con mucho dolor y con una capacidad de reacción muy contenida”, rememora el consejero, que añade que “fue muy doloroso, sobre todo cuando empezó a morir gente ya en un número importante. Fue tremendo”.
Incluso reconoce “sin ninguna duda” que ha sido el peor momento de su vida personal y profesional.
Fernández Sanz cree que esa percepción es la suya y también la de mucha gente de su generación: “Nunca pensábamos que íbamos a pasar por aquí, y no olvidaremos nunca que hemos pasado por el momento más difícil de todos”.
Mirando atrás, el consejero de Sanidad cree que en aquellos momentos “era difícil hacer otra cosa” de lo que se hizo, pero no solo en Castilla-La Mancha, sino en todo el mundo, porque admite que la primera ola “pilló desarmados”, ya que “incluso científicamente era un problema” y no se sabía cómo abordar la enfermedad de la covid-19, que se ha ido conociendo con posterioridad.
“Podíamos haber tenido los hospitales preparados, es que los hospitales estaban preparados y menos mal que teníamos lo que teníamos y que habíamos contratado a un montón de gente, y hablo de todas las comunidades autónomas, no solo de la nuestra. Esto era inabordable. Podríamos haber tenido más EPIs, pero es que en los almacenes teníamos muchísimas, para mucho más de la actividad normal”, asegura el consejero, que añade: “Nadie pensaba que esto iba a ocurrir. Por lo tanto, ¿lo podíamos haber hecho mejor? Yo creo que con lo que teníamos, en general, se hizo bien. Sé que habrá flecos, que en vez de haber comprado el día 20, podríamos haber comprado el 16. A lo mejor sí, pero no mucho mejor”.
La sanidad pública tras dos años de pandemia
El consejero de Sanidad reflexiona sobre cómo se encuentra la sanidad pública dos años después del inicio de la pandemia y considera que se ha visto afectada en tres aspectos, el primero de ellos, en el apartado de los profesionales, con un cansancio físico y emocional, y apunta que es este punto lo que, a su entender, está más afectado.
Por ello, incide en la importancia de la salud mental y afirma que durante toda la pandemia se han hecho “miles de intervenciones individuales y grupales”, según lo aconsejado en cada caso, tanto presenciales como telefónicas y advierte de que ahora que se está “en la rampa de salida”, hay que estar “muy atentos a este tema”.
El segundo punto en el que se ha visto afectada la sanidad pública ha sido que el sistema “tuvo que abordar casi en exclusiva una patología, algo que no había ocurrido nunca” en España, por lo que se tuvo que “abandonar otras muchas enfermedades y tratar solo las muy urgentes y el covid, y eso al sistema le afecta”.
Y en tercer lugar, se ha visto afectada, a juicio del consejero de Sanidad, “la toma de decisiones, sobre todo en la primera ola” cuando “hubo mucha controversia, disputa y crispación, porque todos queríamos llegar al máximo, todos tener el mayor número de EPIs, mascarillas, que tuviésemos todo dispuesto para que las personas estuvieran bien tratadas, pero en ese tumulto había cosas que no se podían conseguir”.
Ante la falta de material, apunta que esa situación ya no se ha repetido en las sucesivas olas y, además, se aprobó una ley de reserva estratégica de productos sanitarios, que ha servido para definir las necesidades de los hospitales según su tamaño, de las residencias de mayores y de centros de atención primaria.
“La ley nos ha ayudado a decidir en qué mínimos tenemos que estar siempre, para que no nos pase lo que pasó en la primera ola”, reflexiona el consejero.
Restricciones
Otro de los elementos marcados por la evolución de la pandemia ha sido qué tipo de restricciones se han aplicado en función de la enfermedad, y señala que el Gobierno regional apostó “tras muchas horas de trabajo” y discusión, por que en los primeros momentos tras el fin del confinamiento se debía “restringir al máximo la movilidad y la concentración de mucha gente”.
“Las restricciones hay que saber en qué momento las pones y cuál es el beneficio u objetivo que quieres tener”, explica el consejero que subraya que, tras la primera ola que afectó duramente a Castilla-La Mancha, la región siempre ha tenido una incidencia por debajo de la media nacional y apunta que en la próxima semana, la incidencia a 14 días se situará por debajo de 500 casos por 100.000 habitantes.
Por ello, avanza que en las próximas semanas, en el Consejo Interterritorial de Salud se tendrá que discutir si se mantiene la cuarentena en siete días o se reduce y apunta que Castilla-La Mancha es partidaria de bajarla para “asimilarlo más a otro tipo de enfermedades infecciosas”.
“Y el siguiente escalón será posiblemente la mascarilla en interiores”, analiza Fernández Sanz, que defiende que su uso en locales cerrados sirve para prevenir otras enfermedades y, por ejemplo, “ha ayudado mucho” para el control de la gripe estos dos años.
Con todo, resalta el papel de la ciudadanía que “ha sido muy lista y muy obediente” durante toda la pandemia y serán los ciudadanos, que “se han quedado con ese poso de responsabilidad” los que decidirán “cómo actuar ante la mascarilla, independientemente de la norma que pueda sacar la autoridad sanitaria”.
Asimismo, el consejero de Sanidad también valora el alto grado de consenso que se ha alcanzado en las reuniones del Consejo Interterritorial de Salud, en el que las comunidades -gobernadas por distintos partidos- han aprendido unas de otras.
Por ello, considera que en Castilla-La Mancha, la oposición “se equivocó desde el primer momento, porque estuvieron pendientes de situaciones que lo único que hacían era mermar la emoción y el empujón que estaban dando todos los profesionales”.
En especial, afea que “no ha habido una ayuda pública a la vacunación” y afirma que ha pedido “por activa y por pasiva”, que los miembros de la oposición publicaran “una foto, un tuit” o un mensaje en redes sociales apoyando la vacunación, por lo que tacha de “lamentable” que no haya ocurrido.
El fin de la sexta ola
Con todo, Fernández Sanz cree que Castilla-La Mancha está ante el fin de la sexta ola y cree que “no hay, en este momento científicamente hablando, algo que indique que puede haber una otra siguiente ola”.
Por último, el consejero de Sanidad subraya cómo la vacunación ha ayudado a llegar a esta situación y añade, también en este aspecto, que el papel de la ciudadanía “ha sido excelente”, ya que se ha comportado con “una responsabilidad y solidaridad aplastante” y considera que el siguiente paso será analizar si la vacuna de la covid es estacional, como la de otras enfermedades”.